Por Rafael R. Deustúa

Luego de ocho películas describiendo un universo narrativo creado para sostener la historia de un joven mago en la saga de Harry Potter, parecería extraño volver a ése mundo y no encontrarnos con él, pero no es así. Esos terrenos salidos de la imaginación de J.K. Rowling se sostienen por sí mismos en “Animales Fantásticos y donde encontrarlos” dando una gran película y prometiendo más.

Nueva York, 1926. Newt Scamander llega a la gran manzana cargando una pequeña maleta, un turista como cualquiera si no fuera por que lleva un raro cargamento oculto. Pronto atestigua que la vida de los magos en América es dura, bajo estrictas leyes y se inmiscuye en extraños acontecimientos que corren el riesgo de exponer la existencia de los magos y provocar una guerra.

El primer gran mérito del filme fue lograr que J.K. Rowling escribiera la historia, lo que mantiene la familiaridad con el universo de Potter, aún cuando la historia se ubique décadas antes de que nazca. La credibilidad del mundo se debe a los detalles y tenemos un filme lleno de ellos, sean o no agradables, y esa variedad es la que enriquece la historia.

Tras cuatro películas de Potter, el director Peter Yates era la elección obvia. Su narración tiene la sensación de estar sobrecargada, por la necesidad de describir y establecer un nuevo entorno, sin embargo logra que el filme fluya con dinamismo, alternando momentos casi inocentes con otros bastante oscuros relacionados con el maltrato infantil.

Eddie Redmayne se destaca como Newt Scamander, ofreciendo un rol versatil e interesante pero opaca a Katherine Waterston, como Tina. Ambos tienen personajes socialmente tímidos, pero fuertes y capaces... él refleja esa ambivalencia y ella no. En el lado oscuro, Colin Farrell, Ezra Miller y Samantha Morton tienen muy buenos papeles, dando vida al filme. Por su lado Jacob y Queenie -Dan Fogler y Alison Sudol- roban cámara cada que aparecen y más si están juntos.

Los efectos especiales son fantásticos, integrandose a la perfección con la dirección de arte para dar vida a éste universo narrativo. De hecho la cinta es tan rica en escenografía y vestuario que no conviene verla en 3D, pues no se alcanza a apreciar todo lo que ofrece.