Teresa Pérez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Originario de Tabasco, Irán Carrillo lleva más de un año velando las tierras de la Sed de Dios, un área perteneciente a la Iglesia Católica, destinada para los retiros espirituales, sin embargo, al estar construida sobre un cenote, en tiempos de lluvia se paralizan las actividades.

Comenta que en el lugar viven dos cocodrilos pequeños, “por ahora no hacen nada”, menciona sarcástico, y enseguida sonríe, acostumbrado a la reacción de asombro de la gente.

 Como cada ocho días, sus dos hijos y su esposa llegaron para visitarlo. Los niños, emocionados esperarán hasta  que el sol caliente un poco más aquella enorme laguna para poder chapotear un rato.

Comentó que hace dos meses hubo actividades en la Sed de Dios, pero ahora deben esperar a que las aguas se retiren y todo en el lugar vuelva a quedar listo para recibir a los fieles.

Rema hasta las instalaciones de la casa

Acostumbrado a que las aguas lo inunden, Irán Carrillo dijo que tiene lista una lanchita que utiliza para remar hacia el patio de las instalaciones de la casa, y limpiarla de la vegetación que la rodea, sin embargo, es en esa zona donde más se eleva el nivel del agua.

Recordó que hace un año, las lluvias no perdonaron y llegaron  hasta el ras de su hogar, construido a lo alto de unas piedras, situación que ocasionó que abandonara el servicio por dos meses.

Gerardo Anaya, arquitecto de la prelatura Cancún- Chetumal, comentó que al momento de la construcción de dicho centro, no se contempló que era en zona muy baja y propicia a las inundaciones.

Por ahora, afirmó que esperarían a que bajen los niveles del agua para que vuelva a dar servicio y  ayuda a los feligreses.