'Wolverine' se despide de las taquillas con broche de oro

La entrega final de la trilogía de “Wolverine” es un extraordinario ejemplo de que el cine de superhéroes puede ser profundo.

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En actuaciones, son las últimas de Hugh Jackman y Patrick Stewart en sus personajes de X-Men y ambos las hacen memorables. (Contexto/Internet)
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Por Rafael R. Deustúa

Los comics de superhéroes tienen el estigma de ser, por regla, “para niños”, cuando eso no es cierto. Desde hace varias décadas se desarrollaron historias apuntando a un mercado adolescente y también a otro de adultos. Estas últimas tenían historias crudas, bien pensadas y un arte de mayor calidad... ahora llegaron al cine con “Logan”.

En un futuro cercano una pandilla de cholos golpea indiscriminadamente a Logan para robarle las llantas de la limosina que maneja. El, envejecido y perdiendo su capacidad para regenerarse, sobrevive escondiendo a Charles Xavier en un mundo donde ya no nacen mutantes y los originales murieron. Es entonces que llega a él una mujer que deja una niña a su cuidado, una chica extrañamente parecida a él.

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La idea general del argumento es del mismo director, James Mangold, tomando ideas de las historietas “Old man Logan” y “X-23”, entre otras. La historia es redonda en sí misma y bien elaborada en su producción, pues se percibe que vemos una pequeña historia de un mundo más grande, a diferencia de otras cintas donde el entorno es apenas un escenario.

Mangold insistió en que la cinta fuera clasificación “C” y pronto vemos porqué, la primera pelea es brutal, sangrienta y explícita. Por fin vemos como pelea un antihéroe con garras en los puños y furia desbordada... esto crea un shock visual, pero sobretodo deja claro que no estamos viendo “otra” película de superhéroes, lo que le permite imponer sus reglas durante el resto de la película.

Equilibra drama y acción, dando prioridad al primero para justificar el segundo. No tenemos ideales ni compromisos y eso da una sensación de realismo a los personajes de Logan, Xavier y Laura, mientras que los villanos si son caricaturescos.

Aunque tenemos efectos digitales, son la producción de arte, fotografía, edición visual y de sonido los departamentos que realmente se lucen en el filme y le dan sentido.

En actuaciones, son las últimas de Hugh Jackman y Patrick Stewart en sus personajes de X-Men y ambos las hacen memorables, interpretando con convicción para que te olvides que son actores. La pequeña Dafne Keen también hace un buen papel, recordando un poco a la Natalie Portman de “El perfecto asesino”.

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