Los Huéspedes, una cinta que sorprende

La cinta inicia como una comedia, a veces de forma directa, a veces en pequeñas parodias.

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Como en todas las cintas de ése estilo tenemos tomas muy bien encuadradas que tratan de dismular que están bien armadas al temblar o con bandazos. (Redacción/SIPSE)
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Por Rafael R. Deustúa

Había una vez una promesa de la cinematografía, un tal M. Night Shyamalan que con una sola película, “El Sexto Sentido”, se ganó la admiración de Hollywood y el mundo; Lo compararon con Welles, Hitchcock, Spielberg y le dieron carta blanca para hacer lo que fuera. Su segunda cinta, “El protegido”, no fue tan buena y menos “Señales”, la tercera.

Con el resto se probó que el director era un simple mortal falible y todos los que lo creyeron dios lo crucificaron, enterraron y en cada nueva cinta echaron más tierra a la tumba. Ahora parece que resucitó.

Becca (15 años) y Tyler (13) se van de vacaciones de invierno a la solitaria casa de sus abuelos para conocerlos por primera vez. Su madre no los vé desde que escapó de casa en su adolescencia y aprovechó la oportunidad de ir en un crucero con su novio para enviar a sus hijos a reactivar las relaciones familiares. Los abuelos son una pareja adorable que les ponen una sola regla: no salgan de su cuarto después de las 9.30 pm... y pronto descubren los chicos porqué.

Es difícil tener una idea acerca del trabajo de M. Night Shyamalan, pues sus filmes son demasiado irregulares y se nota, pero parte del problema es que sigue las teorías cinematográficas con tanto apego que se hace soso y predecible. En un acto de humildad el otrora dios hollywoodense parece reconocer ése error y buscó la redención haciendo una cinta con un estilo más reciente, como son las “grabaciones perdidas”.

Como en todas las cintas de ése estilo tenemos tomas muy bien encuadradas que tratan de dismular que están bien armadas al temblar o con bandazos. Shyamalan aprovecha bien éso para crear tensión y como su protagonista Becca es una precoz documentalista ella misma narra las técnicas cinematográficas para crear tensión mientras graba el extraño comportamiento de sus abuelos. El cambio de tomas ayuda a disipar el estilo visual del que abusó el director y es un alivio.

La cinta inicia como una comedia, a veces de forma directa, a veces en pequeñas parodias, para crear un suspenso gradual pero consistente. El mayor mérito de Shyamalan es mantener una ambivalencia narrativa, de forma que halla siempre varias explicaciones de lo que vemos, manteniendo el interés.

Como buena película de bajo presupuesto y siguiendo la costumbre del productor Jason Blum, tenemos actores poco conocidos que dan buenas interpretaciones. Los chicos Olivia DeJonge y Ed Oxenbould tienen sólidas interpretaciones, logran que te preocupes por ellos al mostrarse vulnerables de una forma muy natural; en contraparte están Deanna Dugan y Peter McRobbie como los abuelos, roles donde ambos se entregan para lucirse.

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