Los partidos políticos y sus enemigos para el 2018
La ambición y la antidemocracia han hecho que los principales enemigos que los partidos políticos enfrentan en el proceso que culminará con las elecciones de 2018 estén al interior de ellos mismos...
La ambición y la antidemocracia han hecho que los principales enemigos que los partidos políticos enfrentan en el proceso que culminará con las elecciones de 2018 estén al interior de ellos mismos, pues la designación de candidatos amenaza con generar desgajamientos tales que pudieran ser factor de triunfo, pero para sus contrincantes.
El escenario se muestra así, tanto a nivel nacional como en las entidades, pero la constante parece ser el interés de los partidos por hacer a un lado a los militantes o su capacidad de decidir las candidaturas; ahí el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que abrió la posibilidad de postular por primera vez a “candidatos externos”, pero además mediante un método ya conocido en ese instituto, la convención de delegados, que básicamente implica que un grupo “cercano” al poder o dirigencia sean quienes avalen las candidaturas que “alguien más” ya determinó.
En Quintana Roo el escenario es el mismo y los priístas han iniciado un proceso de revuelta interna que demanda que sean los militantes e incluso a nivel de los municipios –en 2018 se renovarán las once alcaldías- quienes definan las candidaturas, escenario que no ocurrirá, y que será un factor más de debilidad institucional para llegar a las elecciones, el otro factor fue haber perdido por primera vez en 2016 la gubernatura. Así que habrá que ver si lo que queda de la actual dirigencia estatal abre el proceso, o termina de desplomarse el partido.
En el Partido Acción Nacional (PAN), el de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC) las cosas están igual, pues los tres partidos han elegido como método de selección de candidaturas uno que deja de lado a los militantes, en aras de reforzar el llamado “Frente Amplio Progresista” y así como a nivel nacional esa decisión ya ocasionó la renuncia al albiazul de Margarita Zavala, en Quintana Roo acaba de complicar el escenario en municipios como el capitalino Othón P. Blanco, donde la reelección de Luis Torres Llanes se antoja difícil y la designación de Fernando Zelaya Espinosa requeriría de un proceso de negociación con la militancia, pues Mario Rivero Leal, ex diputado, ex regidor y actual secretario general estatal, ha “brincado” al escenario demandando el espacio. Optar por la cuestión de género es apostarle a la derrota, Mayuli Martínez Simón, no aporta fortaleza, de ahí lo complicado. Por si no fuera suficiente, el secretario del ayuntamiento, Roger Peraza Peraza, anunció la semana pasada su intención de buscar la candidatura.
Eso sólo como ejemplo, pero los partidos del frente tienen complicaciones también en otros municipios, como Solidaridad, en donde la reelección de Cristina Torres Gómez parece difícil, y aunque no es militante de ninguno de los tres partidos, su antigua institución –el PRI– impulsa al actual tesorero municipal, Asunción Ramírez Castillo –supuestamente con el apoyo del gobernador, Carlos Joaquín González–, y en el PRD la actual diputada, Laura Beristain Navarrete, anunció también su interés en la alcaldía.
Lo anterior es sólo un botón de muestra, el caso de Morena merecería una columna aparte, pero baste decir que con su “democrática” decisión de definir todas las candidaturas desde el “centro” –entiéndase su líder– la rebelión local está en toda la entidad; y los demás partidos, llamados “pequeños”, de democracia no entienden ni el concepto ¿ejemplos? El Partido del Trabajo, cuyo dirigente en la entidad tiene ya cerca de dos décadas y que ahora ha sido señalado incluso de vender candidaturas.
Pero y entonces ¿cuál es la consecuencia? Sun Tzu, en El Arte de la Guerra, asegura que cualquier batalla se gana o pierde antes de pelear; así que con los candidatos externos muchos ganarán elecciones pero perderán el partido, porque; en contraparte, nadie parece dispuesto a construir bases –o partido– antes de ganar elecciones, esa es la degradación política nacional; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.