¿Cómo vencer los temores?

Hace unos días, en el programa radiofónico de José Cárdenas, transmitido desde la Ciudad de México...

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Hace unos días, en el programa radiofónico de José Cárdenas, transmitido desde la Ciudad de México, el reconocido analista Leo Zuckermann citó un estudio reciente, preparado en Estados Unidos, en torno a cómo afectan la inseguridad y la violencia en las comunidades.

Además de lo conocido y lo obvio se reveló un “retraso cognitivo” en quienes están expuestos a ambos fenómenos, como en Quintana Roo, aun cuando los índices locales reflejan una tendencia a la baja en los últimos días, o menores inclusive a los exhibidos en ciudades reconocidas del país vecino.

Entre las conclusiones acerca de cómo evitar tal desgracia surgió la de optar por la recreación y el esparcimiento, con actividades deportivas, artísticas y culturales como alternativas seguras. Y en época de carnaval, pero también de box, cobra sentido la apuesta por “fugarnos” de esa ingrata realidad.

Lo noté la noche del sábado cuando el cancunense Miguel “El Alacrán” Berchelt, “orgullo de la Región 93” como se le llama, retuvo su título mundial ante el africano Maxwell Awuru. En un recinto de la zona hotelera de Cancún afloró aquel sentimiento liberador, reprimido de semanas o años, por ese contexto hostil referido antes.

Lo mismo ocurre en las noches carnavalescas, donde niños, jóvenes y adultos se olvidan de ciertas obligaciones, pero más de algunos temores, para disfrutar en un ambiente que dista del acostumbrado. Pasa en la mayoría de los destinos quintanarroenses, pues el estrés y la tensión inducidos no conocen fronteras.

Las dudas son si esa idea de escapar por ratos es suficiente; si esa ilusión es tan justa como eficaz para los propósitos reales; si más policías armados nos hacen mejor que más entretenimientos como los mencionados, o si gobiernos, partidos, empresas, escuelas, gremios y agrupaciones civiles, pueden o no crear una atmósfera pacífica.

A los quintanarroenses en general, como los de muchos otros estados, les urge un clima recreado en el que puedan sacar el saldo negativo acumulado. Por eso se lamentan cuando los carnavales son tan pobres, cuando los equipos locales descienden o desaparecen, y cuando el presupuesto para las manifestaciones artísticas “no alcanza”. Caso contrario cuando nuestra gente gana y disfruta.

La reflexión no es propia. En el fondo es una expresión de lo que hablan en los espacios abiertos, bajo condiciones similares, en una situación festiva y sin los miedos de siempre.

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