Tren Maya: pongan ojo

Nos estamos olvidando del Tren Maya, el proyecto emblema del gobierno de Andrés...

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Nos estamos olvidando del Tren Maya, el proyecto emblema del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el cual responde a una de las aspiraciones más sentidas del Presidente en torno a la “justicia para el sureste” y, entre otros asuntos, responde también, aún en teoría, a uno de los ejes rectores del plan nacional de turismo: la reconciliación social mediante la bonanza que genera esta industria, considerada un motor de desarrollo.

De lo primero no cabe duda. López Obrador lo reiteró recientemente: “El sureste tiene prioridad aunque no les guste. Lo digo con todo respeto. El sureste siempre estuvo abandonado, ahora ya le toca; por eso viene el Tren Maya, con una inversión de entre 120 mil y 150 mil millones de pesos".

Lo segundo tampoco. Y en Quintana Roo debe destacarse entre esos diversos motivos favorables de la propuesta porque es el líder nacional en la materia y por donde transitará aproximadamente la mitad de recorrido total, de unos mil 500 kilómetros, en cualquiera de sus dos facetas; es decir, ya sea turístico o de carga, como está planeado.

Esta semana deben conocerse las bases de licitaciones de los proyectos técnicos. Así lo anunció recientemente Rogelio Jiménez Pons, director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), quien ya ha visitado nuestra entidad para presentar los detalles.

Serían 10 licitaciones, siete de construcción de vía, y cada una vale mil 100 millones de dólares. Este año tendrían que iniciar los cuatro primeros tramos de la parte donde ya existe vía, que es la mitad, unos 700 kilómetros. Debería estar en macha el 2023 si resulta en tiempo y forma el esquema mixto de financiamiento: 10% de inversión pública y 90% privada.

Es una etapa que requiere atención, no solamente por las licitaciones puestas en duda en el debate nacional, sino porque el Caribe mexicano será clave por la cantidad de estaciones (tres o cuatro, por confirmarse); por su capacidad de atraer visitantes (para el concepto son pasajeros); por la promoción natural de un atractivo en la amplia gama de su oferta, y por la superficie disponible para ello.

En Quintana Roo, los tres niveles de gobierno, todos los poderes y los demás actores de la escena pública tienen sus ojos en el proceso electoral o en los desafíos que no escasean, como la inseguridad, el sargazo o el crecimiento económico; pero no es sensato desatender -al grado de ignorar o desconocer los pormenores- a un proyecto tan importante para las administraciones y, sobre todo, tan transcendental para la historia nacional.

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