El presidente Andrés Manuel López Obrador conoce de sobra la agenda prioritaria de Quintana Roo. La de cada entidad. Se constató ayer en Tulum durante su primer discurso. Más tarde estuvo en Playa del Carmen, y hoy su acostumbrada conferencia mañanera será en Cancún.

Algunos de los anuncios en Tulum (antes del cierre de esta columna) ya se conocían o esperaban. Pero debía precisar para despejar dudas, rumores y especulaciones; porque justificables o no debido a silencios y ausencias de sus subordinados, era momento de confirmar.

El ajuste en la ruta del Tren Maya (su proyecto emblema) no solamente es oficial, sino prometedor en principio, pues además de exaltar con pertinencia el argumento central, que es beneficiar a Tulum ahorrando varios millones, se plantea como un programa de ordenamiento territorial y de impulso a las actividades productivas. Un guiño para ejidatarios, comuneros y comunidades indígenas, principalmente.

El sargazo fue minimizado por él, quizá porque sabe que restaba una decisión -suya o de su equipo- en torno a dinero y competencias. La Federación debe involucrarse de lleno en la solución integral; por ahora, repitió instrucciones a la Marina para resolver, aunque lo hizo parecer un enemigo pequeño y no como el gran desafío multifacético que representa. Eso explicaría la inasistencia de funcionarios de alto nivel a la cumbre del próximo día 27.

Ese “algo más” pudiera estar relacionado con la promoción. Al expresar sin ambages que los destinos del Caribe mexicano “han dado mucho a México”, implícitamente reconoce que no se puede maltratar a la industria turística, por lo que podría presentar una alternativa adicional, activando por fin a la Sectur de Miguel Torruco, con base en nuestra capital.

¿Por qué se infiere lo anterior? Se ha dicho que López Obrador trae un “paquete especial”, el cual podría formalizar en privado y que estaría ligado no sólo a las inversiones para la periferia de Solidaridad, los detalles de la modificación estratégica del Tren Maya o la condición de zona libre para Chetumal (otra de las aplaudidas confirmaciones), también con la seguridad y la promoción, ejes vitales para el progreso local.

En el ámbito estrictamente político, hubo una coincidencia entre los protagonistas: “nada ni nadie” debe menoscabar las relaciones. Era necesario subrayarlo antes del encuentro en Solidaridad, por las diferencias conocidas.

Atentos desde ya a los cumplimientos, lo más importante de todo.