Jocelyn Díaz/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Nació en Huautla de Jiménez, Oaxaca, en 1894, fue curandera, chamana y poetiza mazateca; María Sabina es llamada la Mujer Espíritu y considerada un ícono a nivel mundial, por lo que para cerrar la III Bienal de Artes Visuales y al ser Oaxaca el estado invitado, la celebración fue dedicada a esta sabia mujer.

La noche se impregnó de su magia y sin hongos hizo viajar a los asistentes, transportándolos a su mundo, acercándolos a su cultura por medio de su poesía, su sabiduría fue apreciada a través de la voz de la poeta oaxaqueña Ninfa Pacheco.

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Soy la mujer luna.
Soy la mujer que vuela.
Soy la mujer aerolito.
Soy la mujer constelación huarache.
Soy la mujer constelación bastón.
Soy la mujer estrella, Dios
Porque vengo recorriendo los lugares desde su origen.

Fragmentos de uno de los poemas conocidos mundialmente de la chamana que curaba con hongos a los llamaba “niños santos”, fueron musicalizados por las manos mágicas del sonoterapeuta Roberto Gopar, quien por medio de cuencos, caracoles, una flauta de madera y demás instrumentos prehispánicos impregnó el ambiente de especiales vibraciones que transportaban a otro espacio, justo a ese pedazo de Oaxaca que gracias a la iniciativa de Leonora Stieglitz e Isabella Marabolí, en conjunto con la Fundación Toledo de Oaxaca, ubicaron en el patio del Centro Cultural de las Artes, bajo el marco de la III Bienal de Artes Visuales Cancún 2017.

Además de consentir el sentido del oído con música y poemas, un cóctel llamado María Sabina hecho con mezcal, agua de coco, menta y lima a cargo de Los remedios del doctor, acompañado de tostadas de mantarraya con salsa de chinicuil con tomate o marlín en salsa verde, esquites con chapulines y gusanos dieron un apapacho gourmet a los visitantes del evento en una impresionante muestra gastronómica con esencia del estado, esto a cargo de los restaurantes La Troje, Kiosko verde y Lindo Oaxaca.

La fiesta no podía faltar y el ballet del Instituto de la Cultura y las Artes puso el ambiente al ritmo del tema “Mujer oaxaqueña”, llenando el patio bellas mujeres ataviadas en los típicos trajes del estado como el de Juchitán, Tuxtepec, Cuicatlán, Coyotepec, Yalaltecas, Mixtecas y Costeñas, quienes pusieron a bailar al público para cerrar con broche de oro una noche llena de Oaxaca.

Curandero y artesano

Roberto Méndez Gopar, quien visitó desde Oaxaca nuestra ciudad, agradeció la invitación de los organizadores para poder traer un poco de la cultura y tradición zapoteca, además nos platicó brevemente cómo es que la música que amenizó el evento puede llevar a los oyentes a un estado de paz y tranquilidad.

“A lo largo de mi vida aprendí que somos un cúmulo de emociones y la emoción es una vibración que podemos modificar a través de otra vibración, cada emoción es como una nota musical, si encontramos la relación del miedo la ubicamos directamente con el órgano, en este caso el riñón y busco la vibración que aquiete o regule el mal”, puntualizó.