Morena acordó realizar un Congreso nacional extraordinario único el próximo 30 de noviembre para elegir a su dirigencia nacional mediante encuesta entre sus militantes. Para los demás cargos deberá desarrollar un proceso interno, con asambleas distritales incluidas, lo cual obligará a depurar el padrón, la tarea más compleja. Por supuesto, la de Quintana Roo se resolvería con el mismo método.
Puede ser éste el principio de la salida al empantanamiento del proceso iniciado hace más de un mes, o el arranque de una nueva crisis. Es que nunca se sabe en el partido más poderoso de México. Por eso tanta atención y tensión.
No puede olvidarse que esta convocatoria unificada pondrá a Yeidckol Polevnsky y Bertha Luján (dos de cuatro en competencia) a medir fuerzas para imponer su criterio en el máximo órgano partidario. Es un enfrentamiento entre dos, que ha relegado a Mario Delgado y Alejandro Rojas (los otros dos aspirantes), quienes sin embargo han apoyado la encuesta.
Algo sí es claro: mientras la secretaria general en funciones de presidenta (Polevnsky) pretende cambiar los estatutos para permitir que una encuesta defina a todas las dirigencias, la presidenta del Consejo Nacional (Luján) aspira purificar el padrón y realizar nuevamente un proceso interno con asambleas.
Cabe recordar que semanas atrás la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaró inválido el padrón, dejó sin efecto las asambleas y anuló todo el proceso; por lo mismo, este nuevo anuncio, difundido mediante un video la medianoche del viernes pasado entre Polevnsky, Luján y Héctor Díaz Polanco, presidente de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, ha sido calificado “una gran noticia”.
Según los tres, es un llamado que demuestra unidad e implica tanto un espaldarazo al presidente Andrés Manuel López Obrador como a la Cuarta Transformación. Desde entonces se abren múltiples preguntas en torno a visiones, misiones y deseos.
Así Morena ingresa en otra fase con pronóstico reservado. Con demasiados liderazgos -aunque tambaleantes y cuestionados-, no ha podido dar firmeza ni claridad en su primer intento de renovación de dirigencia, la cual debiera formalizar para “transformar” respondiendo a sus principios rectores.
Ha habido dificultades por ambiciones desmedidas e intereses cruzados, lo cual se ha comprobado en las fracasadas asambleas aludidas, las polémicas legislaturas guindas de los estados, y otras pifias. ¿Podrá esta vez? Veremos.