Faride Cetina / SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Muy puntual salieron al escenario las cuatro integrantes provenientes de la ex Unión Soviética “Las Matrioshkas”, una agrupación conformada por Nadejda Klementovichous, en la viola; Karine Asatryan y Sofia Lych, en el violín; y la maestra Alena Seredinskaya, en el piano, quienes la noche del viernes ofrecieron un maravilloso concierto ante numerosas personas que se dieron cita en el auditorio del planetario Ka’Yok’, entre las que había incluso niños y jóvenes, quienes asistieron para deleitarse con la ejecución de estas talentosas mujeres.

Durante la velada, Noé Garrido fue el maestro de ceremonia, en su primera intervención agradeció al público por su asistencia, y expresó que para él era un honor que las maestras, que son sus compañeras en otros proyectos musicales, y a quienes también considera sus amigas, lo hayan invitado a compartir este concierto que llevó por nombre “De Bach a Piazzola”.

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En este concierto magistral las maestras hicieron pasar al público una extraordinaria noche, de emociones, de altibajos musicales, los llevaron de una época a otra y, con la ayuda de Garrido, el respetable incluso aprendió algunos datos importantes de las composiciones, ya que entre una pieza y otra, él iba narrando algunas historias de los compositores, sus obras y de la época barroca y el Clasicismo, por lo que fue hasta cierto punto un concierto didáctico que todos disfrutaron desde el principio.

Al final la gente aplaudió muy emotiva por la interpretación de las instrumentistas, quienes tocaron piezas como “Divertimento #3 en Fa Mayor”, de Mozart; el segundo movimiento de “Largo Ma Non Tanto”, de Bach; “Primavera y verano”, de Vivaldi; “Romance #2 en Fa Mayor”, de Beethoven; y concluyeron magistralmente con la ejecución de “Otoño e invierno porteño”, del compositor argentino Astor Piazzolla.

Al término de la ejecución agradecieron con un gesto al público y salieron del escenario, sólo para ser aclamadas por el respetable que aplaudía con vehemencia porque salieran de nuevo e interpretaran otra pieza, entre murmullos de alegría y algunas sonrisas de las ejecutantes, que se dejaron escuchar en la sala por la respuesta de la gente, las maestras salieron de nuevo  y concluyeron magistralmente el concierto alrededor de las 21 horas con 15 minutos con “La tormenta”, de Antonio Vivaldi.