Mezquindad política

Tras sismo, la clase política de nuestro país se mantuvo impávida e indiferente como es su costumbre...

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Mientras miles de mexicanos salían a las calles minutos después del terremoto del pasado 19 de septiembre para ayudar en labores de rescate para salvar vidas, la clase política de nuestro país se mantuvo impávida e indiferente como es su costumbre cuando se trata de ayudar al más desfavorecido.

Antes, durante el sismo del siete de septiembre que devastó grandes regiones de Chiapas y Oaxaca, el Senado de la República emitió un comunicado pidiendo la solidaridad de los mexicanos para brindar apoyo a los damnificados de esos estados, pero ningún senador dijo que donaría parte de su exorbitante sueldo para ese mismo fin.

Un día después del terremoto del 19 de septiembre, se hizo viral en las redes sociales una petición para que el Instituto Nacional Electoral destinara gran parte del presupuesto de los partidos políticos para los damnificados. Incluso muchos pidieron que todo el presupuesto se utilizara para la reconstrucción de viviendas, hospitales, escuelas, etc.

La respuesta del INE como de los partidos políticos fue que no se podían destinar esos recursos porque se violaría le ley, cuando todos sabemos que utilizan cualquier recoveco de la ley para acomodarla a sus mezquinos intereses partidistas.

En suma, una vez más demostraron que la desgracia del pueblo mexicano les interesa un comino, que sus intereses mezquinos están por encima de la tragedia de miles que se quedaron sin casa, perdieron a sus seres queridos y vislumbran un futuro incierto en el horizonte.

Ante la enorme presión social que como avalancha cayó sobre ellos, los partidos políticos comenzaron a responder de alguna manera, aunque no con la contundencia que se requiere en momentos en que los damnificados esperan acciones, no declaraciones desprovistas de sinceridad y dichas para tratar de lavarse la cara sucia.

Nuevamente, volvimos a comprobar que México es grande por sus habitantes, por sus jóvenes, sus mujeres, sus trabajadores, sus profesionistas, quienes dejando a un lado sus problemas, se volcaron a las calles para ayudar a las víctimas del terremoto.

Por su parte, los políticos, fieles a buscar algún beneficio incluso de la tragedia humana, siguen pensando sobre si van a ayudar o no, mientras en las calles, miles de desconocidos siguen con las labores de rescate movidos únicamente por su amor al prójimo, por esa sensibilidad que entre los integrantes del poder no existe.

México y sus mexicanos de a pie, de aquellos que aunque poco tienen lo comparten con los que están peor representan lo mejor de lo mejor, ellos no necesitan que les digan qué hacer en una desgracia, actúan con solidaridad sin esperar nada a cambio.

No ocurre lo mismo con los políticos, que en una muestra más de su falta de sensibilidad con los que sufren, se organizaron una opípara cena en un restaurante de lujo, quizá para brindar porque ellos no tienen que mancharse la camisa recogiendo escombros. ¡Total, se trata de gente pobre de la que sólo se acuerdan cuando hay elecciones!

Mezquindad, sólo mezquindad podemos esperar de quienes a través de la historia han demostrado que no deberían vivir entre nosotros, que no tienen la estatura moral de aquellos mexicanos que con su espíritu de lucha, nos han demostrado que otro México sería posible si pudiéramos deshacernos de las lacras de políticos que tenemos.

En este mes de la patria, estos políticos de pacotilla la han traicionado una vez más y no merecen pisar el suelo que alguna vez tocaron José María Morelos, Miguel Hidalgo, Emiliano Zapata, Benito Juárez, héroes inconmensurables que forjaron un gran país que hoy, vive uno de sus momentos más trágicos de su historia.  

 

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