Monopolios Vs. Competencia
Trataré de exponer lo que a mi juicio está en juego ante el conflicto entre el Sindicato de Taxistas “Andrés Quintana Roo”...
Trataré de exponer lo que a mi juicio está en juego ante el conflicto entre el Sindicato de Taxistas “Andrés Quintana Roo” y la empresa denominada Uber.
Por un lado ubicamos a un monopolio, como lo es el Sindicato de Taxistas. Según la Wikipedia un monopolio es una situación de privilegio legal o fallo de mercado, en el cual existe un productor o agente económico (monopolista) que posee un gran poder de mercado y es el único en una industria dada que posee un producto, bien, recurso o servicio determinado y diferenciado.
El monopolista controla la cantidad de producción y el precio.
Además este sindicato-monopolio fue afín al PRI y cuyos líderes sindicales transaron durante los últimos tres sexenios con los gobernantes y la élite de ese grupo político, impidiendo que los trabajadores del taxi, los choferes, accedieran a una concesión o “placa” para mejorar su situación económica.
Por otro lado ubicamos a las empresas de redes de transporte, como Uber, definida así por el pleno de la Comisión Federal de Competencia Económica, en el texto: OPN-008-2015. De acuerdo a este texto, el usuario de este tipo de transporte cuenta con la siguiente información:
a) Conocer la identidad del conductor y los datos del vehículo (la aplicación envía al usuario la fotografía y nombre del conductor, así como las placas y el tipo de vehículo), previo al abordaje.
b) Planificar las rutas automáticamente, lo que elimina la posibilidad de que los conductores se desvíen indebidamente de la ruta y cobren un precio o tarifa más elevados.
c) Arrojar una tarifa dinámica, de acuerdo a las condiciones de oferta y demanda en tiempo real.
d) Desglosar y transparentar la tarifa, a fin de que el usuario cuente con la información suficiente sobre el cobro, el cual puede facturarse en términos de las leyes fiscales aplicables y
e) Conocer en tiempo real, la disponibilidad del servicio, y los tiempos de espera requeridos para iniciar el viaje.
Es claro que a los ciudadanos y a los turistas se les debe dar la oportunidad de elegir qué tipo de transporte prefieren. Se debe privilegiar la competencia. Y el Congreso del Estado, en todo caso, debe regular, como ya ha sucedido en todo el mundo, la prestación de este servicio entre particulares.