Licety Díaz/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Hasta el momento no hay un dictamen final en el caso de los tiburones y el pez ronco que tuvieron una muerte inusual de la noche a la mañana en diciembre del año pasado, en el acuario de plaza La Isla. 

“Contamos solo con dos resultados parciales de laboratorios especializados de las universidades de Guadalajara y Baja California, pero ninguno de los dos es concluyente”, dijo  Miguel Ángel Canseco González, gerente de Responsabilidad y Comunicación de Delphinus. 

En los dos estudios se muestran posibles afectaciones por causa de una bacteria, pero los especialistas que hicieron los análisis indican que no se puede establecer con toda certeza que sean esas bacterias las que hayan provocado la muerte a los animales.

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La prueba concluyente la tendrá el microscopio electrónico potente que se encuentra en Baja California, el único disponible para este tipo prueba, por lo cual las muestras están en una lista de espera y no hay fecha para cuando les toque, añadió. 

Consideran muy probable que la muerte de un tiburón limón, uno puntas negras, otro toro, así como uno de aleta de cartón, además de un pez ronco se debió a una serie de trabajos de mantenimiento que realizaron en ese tanque y que posiblemente se movieron ciertos elementos que provocaron la dispersión de algunas bacterias.

Todos los animales eran adultos y llevaban muchos años viviendo en el acuario lo que alcanzaba la etapa de vejez, no estaban en un estatus de protección especial por la ley, lo que significa que podían estar en el sitio, explicó Canseco González.

En la actualidad en el estanque hay dos tiburones gata  y acostumbran a vivir a ras del piso de su hábitat en contacto con la micro-fauna que se encuentra en la zona, por lo que suponen que no fueron afectados como las otras especias de tiburones que vivían en la parte superior de esa columna de agua.

El tiburón toro era el más grande, de los fallecidos, con una longitud de tres metros y el resto eran de un estimado de dos metros y medio.