Mishima un millennial del Siglo XX

No recuerdo cómo me topé con Kimitake Hiraoka, seguramente fue a través de “Confesiones de una máscara”...

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No recuerdo cómo me topé con Kimitake Hiraoka, seguramente fue a través de “Confesiones de una máscara” como casi todo el mundo occidental, pero en las páginas de esa especie de autobiografía, comenzó ese encanto melancólico por la vida del multifacético y misterioso Yukio Mishima.

“Mishima o el placer de morir”, de Juan Antonio Vallejo-Nagera, es un estudio psicológico-biográfico que revela algo muy importante sobre el autor nipón, el encanto embriagante de una vida de éxito artístico, sazonado con el fracaso eterno por nunca alcanzar la satisfacción por la vida en sí misma, rasgo que podemos ver hoy en muchos de los jóvenes, especialmente en los “millennials”.

Yukio Mishima fue un escritor de renombre, laureado en su tiempo y muy prolífico, pero también fue un hombre condenado por sus contradicciones y excentricidades que hicieron de él una celebridad en insatisfacción perpetua. Desde joven deseaba ser alguien común sólo para poder encajar, pero disfrutaba de los elogios y el reconocimiento a su genio en ascenso.

El escritor comparte un aspecto que lo conecta con el uso actual de las redes sociales: su narcicismo y egolatría; la necesidad casi patológica por exhibir su cuerpo una vez que logró forjarlo como quería. El libro de Vallejo-Nagera se acompaña de fotografías de Mishima que verdaderamente exudan sensualidad y erotismo, y en especial, una sensación de pedantería para para quien las observa, pues la imagen choca con la preconcebida idea sobre cómo debe comportarse un escritor que siempre estuvo “a las puertas” del Nobel.

Precisamente ese detalle es lo encuentro tan relacionado con nuestra época y las redes sociales, por el arrebato psicológico hacia el exhibicionismo de los “millennials”, ese anhelo, deseo o necesidad largamente reprimida, por mostrar al mundo que uno es mucho más de lo que la gente cree que se es o puede ser. Esta actitud puede explicar por qué tantos jóvenes caen en la práctica del “sexting”, y que a mal damos por llamarles desubicados o inmorales.

Tomando como referencia el erotismo fotográfico de Mishima, los “millennials” encontraron en las redes sociales un espacio para la expresión no sólo de su talento, sino de sus pasiones, deseos e inhibiciones, y las emplean sin realmente darse cuenta de los peligros que conlleva cuando alguien que no tiene esa mentalidad, se topa con el contenido. Sin minimizar la situación de riesgo, podríamos incluso considerarlo como una actitud liberadora, e incluso, creativa. Pero esto es tema de otra jornada.

Al igual que los jóvenes de hoy, Yukio Mishima también tenía ideales muy románticos sobre la vida y la sociedad. En su tiempo fue tachado de militarista, imperialista o fascista, por enarbolar hasta su muerte la idea romántica del culto al Emperador y al orden tradicional, pues para mucha gente, tal filosofía es incomprensible e incluso, inaplicable en alguien de su inteligencia, orígenes y tren de vida.

Los “millennials”, en su gran mayoría, si bien no están en favor de la tradición por sí misma, sí consideran absurdo y opresivo el estado actual de la sociedad, y defienden una idea libertaria, casi comunal acerca del cómo vivir la vida. Desde la filosofía minimalista al veganismo fanático, estos jóvenes aspiran a ser “algo más” de lo que la gente cree, a ejercer su libertad de elección y acción, aunque muchas veces esto no dure sino hasta que descubren que la filosofía es mucho más que palabras.

Esas ideas suenan muy románticas, y tristemente, muy fatuas. Tal vez por eso Mishima las defendía, pues para él, la entrega de la vida a los ideales inalcanzables como la pureza del alma, fueron la razón de su existencia, aunque nadie las entendiera. Y en eso, no está muy alejado de nuestros queridos “millennials”.

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