El tamaño sí importa

Desde hace tiempo, Twitter ha tenido problemas para regresar a sus tiempos de gloria...

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Desde hace tiempo, Twitter ha tenido problemas para regresar a sus tiempos de gloria. La red social de los pitidos se topó rápidamente con la necesidad de monetizar su servicio, pero con la dificultad de encontrar una manera que no ahuyentara a sus usuarios, tan reacios a la publicidad insertada como cualquier generación social del teléfono inteligente.

En abril pasado, los ingresos de la red social cayeron 8%, aunque se esperaba que fuera de hasta 15%; y esto a pesar de que tras varios cambios en su interface, alcanzó la nada despreciable cantidad de 238 millones de usuarios. Todos nos hemos percatado del maquillaje digital de Twitter: desde los avatares redondos y el icono del corazón en lugar de la estrella para los favoritos, hasta las líneas más delgadas en los símbolos para contestar o hacer “retweet”. Muchos, de hecho, los consideramos burlonamente como una “iPhonización” de la plataforma, aunque es evidente que tuvo éxito.

Dentro de estos cambios, en días pasados Twitter anunció uno muy particular: ampliar a 280 el límite de caracteres para un “tweet”. La plataforma argumentó que, si bien la esencia de la red social sigue siendo la difusión de ideas en cortos mensajes, los 140 caracteres de hoy no son suficientes incluso en su idioma nativo (inglés), por lo que decidió experimentar el aumento con algunos usuarios, con la idea de hacer más atractiva la red social e incentivar el número de personas que la usen.

De cajón, es extraño imaginar a Twitter con mensajes largos, aunque no es exactamente una novedad: a través de aplicaciones de terceros, como el ya anticuado @Twitlonger, se podían escribir, aunque sus usuarios se consideraban como bichos raros. Para muchos, la idea de los 280 caracteres no ha calado muy bien, pues significa perder la esencia aún más profunda de esta red social: la brevedad, el encanto de resumir una idea en 140 caracteres, hecho que los viejos usuarios sabemos que incluso, ayudó a muchos a razonar, escribir y sinterizar coherentemente nuestros pensamientos, a fin de ser capaces de “tweetearlos”.

La idea general detrás de los 280 caracteres está en la necesidad de Twitter por llegar a más usuarios, cuestión lógica pues a fin de cuentas es un negocio, por más que pertenezca al universo digital. Sin embargo, uno bien podría pensar que si un usuario busca esgrimir sus ideas a extremo detalle, sinceramente no le alcanzarán ni los 280 caracteres, pues como cualquier ser humano, tener mayor holgura nunca lo dejará satisfecho y querrá más, espacio que fácilmente encontrará en Facebook.

La red social sabe que la idea no es del todo bienvenida ni aplaudida por la comunidad digital, por ello sólo está en fase beta. Sinceramente, esperamos que no pase de ahí, aunque esto implique prolongar la crisis por la que Twitter atraviesa desde el “boom” de las redes sociales: su poca capacidad de monetización y dificultad para hacerse atractiva para las nuevas generaciones, que tristemente, no parecen comprender el encanto de escribir una idea en 140 caracteres… con espacios.

Ni los veo, ni lo oigo

Tal parece que #FuerzaMéxico no fue del agrado de ciertas esferas del poder. En los discursos del gobierno Federal tras los sismos, destaca por su ausencia el agradecimiento (con hechos) del esfuerzo netamente ciudadano en las labores de rescate, como si no hubiera existido el movimiento social tras la tragedia.

Entre tarjetas de bonos, fideicomisos y descuentos, se planea la reconstrucción del país, todo desde la estructura vertical de las autoridades y élite empresarial, sin tomar en consideración la fuerza de la ciudadanía y la capacidad de organización –sin ayuda del gobierno- que demostró en los tensos días del rescate de víctimas y reparto de ayuda a los afectados.

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