El triunfo de la disidencia

Pocas cosas pueden asustar tanto como la política en tiempos de redes sociales...

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Pocas cosas pueden asustar tanto como la política en tiempos de redes sociales. Si de entrada la imagen de la política en México es denigrante, ¿qué podemos pensar al relacionarla con internet? Pues aunque sea duro de roer, hoy en día es la web el último refugio de la disidencia.

Para nadie es secreto que el @GobiernoMX emprende desde su primer día una batalla en contra de los contrapesos, tampoco, que sus grandes agoreros usan las redes sociales para pontificar en favor de la así llamada #CuartaTransformación y aplastar a quien se oponga.

Sin embargo, la disidencia u oposición reales, no las partidistas, encuentran en las mismas redes sociales el espacio para difundir sus ideas porque, no importa cuando popular y legítimo sea el triunfo electoral de cualquier autoridad, los ciudadanos digitales no podemos ser contenidos: la diversidad de ideas es la clave del éxito de las redes sociales, aún en los temas más nimios o intrascendentes.

Ante los constantes embates tanto desde las cuentas oficiales del @GobiernoMX como de sus seguidores, las redes demuestran ser el único medio para hacer llegar el contrapeso al abrumador aparato gubernamental emanado del 1 de julio. Un ejemplo muy reciente es el video que la Secretaría de Turismo (Sectur) promocionó hace unos días en redes sociales como la campaña turística de la nueva administración: un compendio de imágenes partidistas y promoción gubernamental que fue destrozado en la web, al grado que el propio @lopezobrador_ tuvo que salir a matizar y “pedir” el retiro del video.

La cuestión práctica está en ser propositivos en la crítica, en no caer en las mismas prácticas cometidas por aquellos que hoy ostentan el poder, pues si siguiéramos el manual de descalificaciones y acoso digital, tendremos las de perder porque ellos son quienes inventaron esa forma de “disidencia digital”.

Si pugnamos por un contrapeso en redes a la hegemonía de la “cuarta transformación”, lo último que debemos hacer es caer en sus mismas prácticas como el uso de la posverdad o compartir a lo tonto información que se acomode a nuestros intereses. No es fácil aguantar las ganas de entrarle a los debates en internet con los bots, pero recordemos que nunca se puede ganar a un tonto, pues éste tiene mucha más experiencia que nosotros.

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