El precio de la prisa

Hay lecciones que no deben olvidarse. Situaciones que a veces damos por hecho al considerar...

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Hay lecciones que no deben olvidarse. Situaciones que a veces damos por hecho al considerar que ya las sabemos, pero que en el trajín de la vida cotidiana digital olvidamos y por ende, volvemos a caer presa de sus consecuencias.

En redes sociales hoy en día cunde la desinformación. Los alegatos a favor y en contra del @GobiernoMX han desatado oleadas de tweets cuyo objetivo es –obviamente- influenciar en la mente de los usuarios. No buscan convencer o argumentar sobre tal o cual acción, sino algo más perverso: llevarlos al camino del fanatismo.

Explicamos. Dar a entender una idea siempre implica argumentar con calma, dar pruebas y escuchar (en este caso, tweetear) las réplicas, sin que por ello cedamos, pues la cuestión va más allá de “rendirse”. Pero recientemente los ánimos se han caldeado tanto, que ninguna de las partes se toma el tiempo para explicar sus posturas: sólo se busca descalificar al interlocutor, criticar al conjunto y defender a ultranza el lado en el que nos encontremos.

Por más que “filósofos” de la red, sitios web o hasta los medios tradicionales llamen a la cordura digital, cada cierto tiempo los usuarios olvidan las lecciones y caen nuevamente en esa situación: creer lo primero que leyeron, darlo por hecho, compartirlo y después, como si nada, ignorar un tiempo haciendo cómo que entendieron la lección y vamos de nuevo. El ciclo de vida de una #fakenews.

¿Por qué no aprendemos en redes sociales? Muy simple: porque tenemos prisa. Porque queremos ser “el primero” en soltar la bomba, ¡vamos! Caemos en el viejo vicio: creer que el que pega primero pega dos veces. Hace mucho tiempo, cuando Twitter comenzaba, muchos usuarios ponían en sus “bios” que eran los creadores de tal o cual #hashtag. Ahora ya no, pero se cae en algo peor: contribuir a las tendencias logren la viralidad, sin siquiera entender qué carambas es lo que estamos retweetando.

No importa de qué generación digital seamos, todos pagamos el precio de la prisa y la cosa no sería tan triste si no hubiera alguien que saca provecho a esta necesidad de sentirse estrellas aunque sea por el tiempo que duré una tendencia, porque por más inocente que sea un bulo, siempre hay alguien detrás con intenciones “perversas”: llevar tráfico a un sitio, empantanar el timeline en un momento clave, usted elija.

Caer sin más en los bulos, en los hashtags truqueados, en los videos virales, tweets políticos y memes tendenciosos; obviamente nos hace parte de una comunidad “ganadora” (al menos en la mente colectiva de redes sociales) pero a la larga nos convierte en víctimas, en usuarios autómatas que no contribuyen a que internet se mantenga orgánico y sea un reflejo online del mundo fuera de línea, que al menos nosotros creemos que sería positivo para todos.

Un tweet personal
El pasado 7 de julio cumplí siete años trabajando en @novedadesqroo. Tipo, no podría sentir más contento por tanto tiempo lleno de retos, oportunidades, esfuerzo y recompensas. Gracias.

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