Las cifras de ejecutados, de acuerdo con el recuento de MILENIO:

• En diciembre de 2012: 982

• En la primera quincena de enero: 374

• En lo que va del sexenio: 1,356

• Promedio diario en el gobierno de Peña Nieto: 29

• Promedio diario en el gobierno de Calderón: 27

• Promedio diario en 2012: 34

La sangría no para. Por el contrario, presenta episodios que hacen pensar que se renueva. Sin embargo, sería una gran injusticia señalar por estas ejecuciones al flamante gobierno. Las explicaciones y justificaciones de la inercia de violencia heredada tendrán cabida durante un lapso.

Pero el bono de cambio de sexenio tendrá también fecha de caducidad. Mediados de año, diciembre, quizá no mucho más que eso. Los muertos serán, plenamente, “los muertos de Peña Nieto”. Así como las extorsiones, secuestros, robos a casa habitación, robos con violencia.

Es un problema demasiado grande y cercano a la gente para tratar de maquillarlo con una estrategia de comunicación que diluya las notas de la violencia. Es un problema de eficacia en el combate, no de quantum de información.

Bien ha hecho el nuevo gobierno, por lo mismo, en no dejarse contagiar por el sonsonete de que la desgracia obedecía esencialmente a la “guerra de Calderón”. El problema son los criminales. Criminales que ahí estaban, estuvieron y, por lo visto, estarán durante una larga temporada. Y que no se van a autodestruir. A los que hay que derrotar, someter, al menos debilitar o controlar.

Mil 356 ejecuciones y contando.