¿Nos alcanzó el destino?

Hace muchos años, cuando destinos turísticos como Acapulco eran víctimas de la violencia generada por las organizaciones criminales...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Hace muchos años, cuando destinos turísticos como Acapulco eran víctimas de la violencia generada por las organizaciones criminales, en Quintana Roo se veía muy lejano que algún día esos problemas también aparecerían, en especial en la zona norte.

En Chetumal la nota roja era un tema casi inexistente en los periódicos impresos, si acaso se publicaba sobre algunas infracciones al Reglamento de Policía y Buen Gobierno, de algún marido borracho que golpeaba a su esposa, de pandilleros que se agarraban a golpes en las calles y párele de contar.

En los últimos años comenzaron a registrarse delitos un poco más graves, pasando después por robos a comercios, casas o transeúntes; sin embargo, con apenas unos cuantos días de diferencia, dos casos de secuestro prendieron las alarmas de una sociedad incrédula pero ahora temerosa.

Los secuestros de dos damas, uno en la comunidad de Nicolás Bravo y otro en pleno Bulevar Bahía de Chetumal, nos muestran qué tan frágiles somos las personas ante los delincuentes que por cualquier cantidad de dinero, aceptan cometer hasta el más atroz de los delitos.

Afortunadamente el caso de la esposa de un conocido funcionario público chetumaleño terminó en buenos términos, y esperemos que lo mismo suceda con la empresaria de Nicolás Bravo que aún no aparece.

Los habitantes del sur del estado se preguntan qué es lo que está ocurriendo, por qué estos delitos de alto impacto ya comenzaron a aparecer en esta parte de Quintana Roo.

La respuesta no puede ser tan simple, hay varios factores que lo pueden estar provocando, entre ellos el llamado efecto cucaracha, es decir, que los delincuentes están huyendo de lugares donde están siendo combatidos con fuerza por las autoridades y buscan otros sitios para seguir delinquiendo.

Otro factor es el de la inseguridad que ya vivimos en Chetumal, producto entre otros motivos por el crecimiento poblacional y la incapacidad de las autoridades de los tres órdenes de gobierno para consolidar estrategias que inhiban la comisión de los delitos, pero sobre todo de aquellos que causan mucho temor entre la población como los secuestros, violaciones y asesinatos.

El asalto a un banco, algún comercio o un homicidio, eran casos aislados y en realidad lo eran porque pasaban muchos años para que ocurrieran de nuevo, sin embargo ya no podemos decir lo mismo en la actualidad.

Los quintanarroenses no queremos seguir haciendo el recuento sangriento de todos los días en la zona norte, ni los chetumaleños queremos que nuestra capital se convierta en un sitio ingobernable o que los criminales lo transformen a la capital estatal en una ciudad regida por la violencia.

Chetumal es una de las ciudades más seguras de todo el país, los índices de violencia son muy bajos, y aun así, tanto el gobierno como la misma sociedad, debemos estar alertas para bajarle la cortina a gente indeseable que sólo busca lastimar a gente pacífico y tranquila.

Lo más leído

skeleton





skeleton