Lara Alfaro/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Con el objetivo de fomentar la prevención hacia el consumo de drogas, el Centro de Integración Juvenil (CIJ), dio inicio hace un mes las clases de música gratuitas dirigidas a los jóvenes que forman parte de esta institución, así como a la comunidad en general. 

“Quienes formen parte de este proyecto llamado “Musicalízate”, se les informará sobre la importancia de la prevención y las consecuencias del consumo de sustancias como la marihuana, alcohol, tabaco, cocaína y crack, para que sean agentes que divulguen mensajes preventivos”, señaló Liliam Negrete Estrella, directora del CIJ.

La idea de unir a personas que no forman parte del centro, agregó, con los que sí vienen a las terapias, es que nuestros jóvenes vuelvan un contacto sano con la población y mediante el intercambio de experiencias se pueda crear un grupo fuerte de ayuda. 

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En la primera fase de trabajo, los alumnos conocen sobre apreciación musical, cómo abordar el instrumento y se les enseña los primero acordes, luego aprenderán técnicas de canto, manifestó   Gabriel Del Río Ortega, profesor de música del CIJ.

“Para los chicos del centro es una terapia ocupacional muy efectiva para combatir la drogadicción, hasta ahora sólo contamos con cinco chicos y ya hemos visto el interés de otros jóvenes para sumarse al grupo”.

Con dos años en la ciudad, Del Río Ortega, quien se ha dedicado por 25 años a la música, trabaja de manera voluntaria para que niños, adolescentes y adultos conozcan sobre diversos géneros musicales, haciendo énfasis en los ritmos folclóricos.

Apoyo con el instrumento musical

“En las instalaciones se cuentan con algunas guitarras que son prestadas a los estudiantes, asemejando el sistema de las bibliotecas, así ellos sienten la responsabilidad de cuidar el instrumento, pero el objetivo final es que adquieran una para que puedan practicar a diario en sus casas”. 

Con dos meses en el CIJ, Lisbeth N, de 15 años, es una de las chicas que forma parte del grupo musical, ella fue remitida al centro por recomendación del orientador escolar de la institución donde estudia.

“Al llegar aquí tenía solo tres meses consumiendo marihuana ocasionalmente, en la escuela me vieron junto a un grupo de amigas, he tomado cinco sesiones con psicólogos, gracias a las pláticas supe lo que me puede pasar de seguir con las drogas y con otros jóvenes que han hablado de sus experiencias he aprendido bastante”.

Actualmente Lisbeth, a pesar que no tiene la obligación de seguir asistiendo al centro, acude cada martes y viernes para sus clases de guitarra, instrumento que le ha apasionado, y al que espera poder llegar a tocarla profesionalmente.