AMLO te necesita en las fuerzas armadas

Lanzó la convocatoria para reclutar a 50 mil jóvenes para integrarse a las fuerzas de seguridad pública

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Esta semana, en el Estado de México, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador lanzó la convocatoria para reclutar a 50 mil jóvenes para integrarse a las fuerzas de seguridad pública (Ejército, Armada y Policía Federal), como parte de su estrategia para la pacificación del país.

 

Varias lecturas podemos hacer de este “llamado a las armas” de AMLO: La primera es que la llamada "militarización" del país sigue en curso, contra viento y marea, acallando voces que clamaban por el retorno de los militares a sus cuarteles. Un ejemplo es la reciente inauguración de la 10a. Brigada de Policía Militar en Quintana Roo, y de otras dos en los próximos días. Y hay un reconocimiento de que no hay quien haga frente a la delincuencia organizada si no son soldados y marinos.

 

La segunda es que López Obrador debe entender que ser Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas –que le confiere la Constitución como titular del Ejecutivo– implica llevar una relación no de subordinación desde ese cargo más simbólico que de facto, sino de respeto institucional con los altos mandos del Ejército y Marina, solo así es posible mantener el equilibrio entre el poder civil y el militar, estos últimos como garantes del respeto a la investidura presidencial.

 

Ya los actuales mandos de Sedena y Semar han expresado que la lealtad (no confundir con sumisión) al presidente va más allá de ideologías. Se respeta a quien detenta el cargo y punto. De ahí que el próximo mandatario debe desistir de ese intento de “reconfigurar” a las fuerzas armadas, algo que caló en la milicia, que no acaba de asimilar la desaparición de su cuerpo élite: el Estado Mayor Presidencial, como tampoco entienden bien a bien esa “guardia civil de paz” que se plantea. Por cierto, en su toma de protesta AMLO será custodiado por un grupo de fuerzas especiales, no por la “Ayudantía” al mando de un licenciado en Relaciones Internacionales.

 

Ahora bien, puede parecer excesiva esa cifra de 50 mil nuevos efectivos que se pretenden captar para engrosar las filas del Ejército (50%), Marina (30) y Policía Federal (20%), pero en realidad estas dependencias mantienen siempre abierto el reclutamiento para suplir a quienes pasan a situación de retiro, los desertores y los fallecidos en operaciones, entre otros movimientos de la propia dinámica castrense.

La visión del presidente electo es proveerles empleo con buen sueldo, prestaciones y para “serenar” al país. Vamos a creerle.

Un general, primera víctima del NAIM

 

El polémico nuevo aeropuerto de la Ciudad de México ya cobró su primera víctima: el general de división piloto aviador Miguel Enrique Vallín Osuna, quien fue cesado como comandante de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM). Andrés Manuel López Obrador acusó que fue en represalia por dar información sobre la Base Militar de Santa Lucía al equipo de transición, por lo que ofreció restituirlo una vez que llegue a la Presidencia.

El movimiento tiene visos de que fue como señala AMLO, sobre todo porque siendo el segundo en la Plana Mayor del Ejército, el general con 46 años de servicio no estuvo presente en el desfile del 16 de septiembre, cuando la FAM hizo un impresionante despliegue con sus unidades aeronavales. Ese fue el último día del general Vallín Osuna como jefe máximo de la FAM, apenas 10 meses después de asumir el cargo.

La Sedena dijo que fue por pasar a situación de retiro, aunque la edad límite (65 años) la alcanzaría el 12 de octubre. El general Cienfuegos pudo esperar al cambio de gobierno federal, que conlleva el relevo de los altos mandos mayor de las fuerzas armadas, pero no se guardaron las formas, y en la milicia la forma es fondo.

 

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