¿País de un solo hombre?

Título que Enrique González Pedrero puso a su monumental biografía de Antonio López de Santa Anna...

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País de un solo hombre es el título que Enrique González Pedrero puso a su monumental biografía de Antonio López de Santa Anna, caudillo por excelencia, providencial y catastrófico, del siglo XIX mexicano.

Fue también el título que vino a la cabeza de María Amparo Casar para su minucioso recuento del enorme poder transferido por los electores mexicanos a López Obrador y a su partido.

El recuento terminó llamándose “Morena toma todo” y es la pieza de portada de la revista Nexos de agosto, que empieza a circular mañana.

No hay países de un solo hombre, desde luego, y nadie toma todo en una elección democrática, pero las expresiones sugieren bien lo que quieren decir: un poder personal sin mayores contrapesos y una mayoría democrática que no necesita de otras fuerzas para gobernar o legislar.

La ganancia de López Obrador y de Morena en las elecciones de julio pasado es lo más cercano al poder absoluto que puede ganarse en una democracia: mayoría absoluta en la Presidencia, mayoría absoluta en el Congreso y la mayoría absoluta de congresos locales ganados.

No es el “poder absoluto” de la famosa frase de Lord Acton (“El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”), pero sí es el poder de una mayoría democrática inédita en México, una mayoría suficiente para dominar a los otros actores y construir un poder muy superior al obtenido en las urnas.

El camino es conocido, y lo he descrito en este mismo espacio, siguiendo las reflexiones de Jan -Werner Müller sobre el populismo: captura del Estado, control de los medios, inhibición de la sociedad civil, creación de nuevas clientelas, redefinición constitucional del nuevo orden.

La palanca de la captura del Estado es el Congreso, que puede legislar soberanamente y alterar los equilibrios en ámbitos claves, como el poder judicial y las instituciones autónomas.

La palanca de generación de nuevas clientelas, y del control de los medios y la sociedad civil, deriva del poder mismo del gobierno, su nuevo gran poder, y de la debilidad de estos actores.

Hay suficientes indicios ya de que el camino que espera adelante es el de la concentración del poder, con una ampliación sustantiva de la mayoría absoluta otorgada por los electores.

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