Tranquilidad en mi vejez

La semana pasada tuve el gusto de atender a un matrimonio de Cancún...

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La semana pasada tuve el gusto de atender a un matrimonio de Cancún, asiduos lectores de esta columna. Refieren que, desde hace más de tres años, nos leen y que siempre habían tenido la inquietud de buscar asesoría profesional relacionada con su pensión, pero que, por una u otra razón, no se habían dado las circunstancias para entrar en contacto con quien esto escribe.

No fue sino hasta hace un par de semanas cuando se dio la oportunidad de venir a Mérida y aprovecharon para solicitar una cita, pues la edad del retiro se acerca rápidamente, y deseaban estar preparados lo mejor posible y pensionarse al cumplir los sesenta años de edad.

Los escuché e indagué de sus preocupaciones, dudas e inquietudes; de sus posibilidades y sus opciones; de sus intereses y compromisos económicos de corto y mediano plazo, con el interés de poderles diseñar la mejor estrategia para su retiro laboral.

Originalmente, la idea de este matrimonio era tramitar la pensión una vez cumplidos los 60 años de edad, pero, al hacer el cálculo y ver la probable pensión a recibir, ésta les pareció pequeña e insuficiente para cubrir sus aspiraciones, nivel y calidad de vida deseados en su vida como pensionados.

Entonces nos abocamos a identificar bajo qué circunstancias sus anhelos se verían más plenamente satisfechos. Después de varios ensayos, de quitar, poner, multiplicar y dividir, logramos identificar que su mejor opción de retiro era continuar laborando dos años más y establecer, como mejor fecha de retiro, cuando cumpliesen 62 años, circunstancia mucho muy factible, pues a la fecha cuentan con una adecuada seguridad en el empleo, condiciones de salud y de vigor.

Cuando llegamos al resultado que nos daba la proyección de pensión, alcanzados los 62 años, fueron muy notorios la expresión facial y los comentarios de satisfacción, pues pudieron percatarse de que la incertidumbre sobre su vejez desaparecería de tomar la estrategia que habíamos planteado para su futura pensión.

La claridad del camino y de la meta a seguir les dio la seguridad y la tranquilidad de que sus objetivos no se verían truncados, y que podían cumplir perfectamente bien, con algo de esfuerzo, sus anhelos y aspiraciones, sus metas a corto y mediano plazo, especialmente la relacionada con la educación de uno de sus hijos.

Nuestras felicitaciones desde este espacio a este matrimonio por su confianza y preferencia; por leernos y darnos la oportunidad de asesorarlos en tiempo y forma; por esa actitud previsora que les impulsó a viajar hasta esta ciudad buscando una estrategia real.

Y usted ¿qué espera para prepararse para el inevitable encuentro con su vejez?

 

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