Inseguridad y violencia, no hay más

Ahí van, en destruir lo existente sin saber con qué sustituirlo. Florestán

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El tema de la inseguridad y la violencia ha rebasado al Estado mexicano, que somos todos, se ha convertido en la prioridad en la agenda pendiente de los gobiernos federal y locales, en la mayor preocupación de los mexicanos y en una fuerza que parece imbatible y que se impone por encima de todo y de todos.

Día a día sube la violencia y el tono violento de la violencia.

Escuchamos casos inenarrables, que rebasan la más perversa de las ficciones y que su sola enumeración eleva el temor de los mexicanos.

La violencia y la inseguridad ya no son de una zona, se ha extendido regionalmente por todo el país al tiempo que la autoridad federal da golpes, establece estrategias, detiene a capos y criminales, pero estos se reproducen como un monstruo de mil cabezas, que lo es.

Las cifras indicaban que 2016 había sido el más violento en años, pero resulta que 2017 fue peor y este lo podría superar en número de homicidios dolosos.

Es cierto que 92 por ciento de los delitos es del fuero común y que corresponde prevenirlos, combatirlos, resolverlos y castigarlos a gobernadores y alcaldes.

Pero también es cierto que siempre tienen un culpable arriba, el gobierno federal, y una excusa a la mano, es un reflejo de lo que sucede a escala nacional.

Y de los candidatos he oído que hay que atacar las causas, en lo que tienen razón: pobreza, educación, cultura, deporte, empleo, espacios públicos, pero también les he señalado, sin éxito, que eso es un quehacer de resultados en el mediano plazo, y pregunto qué hacer mientras se avanza en el logro de esos elementos esenciales, en el hoy, en el ahora.

En fin, que el país, en medio de este flagelo, vive, se mueve, siente, ríe, canta. Pero después de todo esto, el país teme, tiene miedo.

Y lo peor es que, habiendo avances, no veo cómo salir de este azote. Y en las campañas no hemos escuchado un plan eficaz para combatirlo, una solución para resolverlo. Quizá porque no existe.

RETALES

  1. TRENES. Una de las expresiones más representativas de la inseguridad es el descarrilamiento de trenes, como el de hace unos días cerca en Orizaba, Veracruz, donde la delincuencia provocó el de un largo convoy que luego fue saqueado por cientos de personas;
  2. PIRATAS. Otra es el hackeo que sufrieron tres bancos, una casa de bolsa y una caja de ahorros, donde el robo cibernético fue acompañado de la integración de una organización de operadores que retiró 300 millones de pesos, robo a la alta escuela, en una mezcla de la modernidad de hoy y una banda de ladrones del ayer que cobró una comisión por hacer esos multimillonarios retiros; y
  3. CIRCULARES. Se empiezan a multiplicar los mensajes de importantes empresarios a sus trabajadores en lo que se tiene que leer como un llamado a no votar por Andrés Manuel López Obrador. Hablan de voto razonado, en lo que estoy de acuerdo, y de los riesgos del regreso del populismo, del que dos generaciones, y más, fuimos víctimas.

Nos vemos mañana, pero en privado

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