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Las propuestas en Salud pueden ser muchas. Pero hay siempre medidas superficiales y medidas de fondo. Desde hace muchos años el sistema de salud de nuestro país no ha crecido al ritmo que demanda la población; sin bien es cierto se han realizado esfuerzos sustanciales pero siempre hay algo que está fallando, entre lo que podemos decir la falta de médicos, la atención profesional, infraestructura e inversión.

 

Como en el caso de la educación, el sistema de salud en México presenta grandes deficiencias y retos para los próximos años, en donde el gobierno federal entrante tendrá que aplicarse en el tema, sobre todo lo que tiene que ver con las instituciones que brindan el servicio a lo trabajadores del Estado mexicano como lo es el Issste.

Hace unos días Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México, dijo que iniciando su administración impulsará un plan de acción para rehabilitar y mejorar el servicio de atención médica en las unidades médicas territoriales que tienen la Secretaría de Salud y el Instituto Mexicano del Seguro Social, además de que pondrá en marcha los hospitales que están inconclusos y abandonados, esto último es ya verdaderamente urgente ya que existen por todo el país inmuebles que costaron millones de pesos y solamente son una caja vacía, enmontados y sin uso, como es el caso del Hospital de la alcaldía de Nicolás bravo en el municipio de Othón P. Blanco.

 

Aun cuando algunos de los indicadores más importantes de la salud de los mexicanos han mostrado una notable mejoría en los últimos años, el sistema de salud sigue enfrentando desafíos que no ha podido solventar. La ineficiencia del sistema es el resultado de múltiples factores y sus consecuencias se han acumulado a lo largo del tiempo, por lo que se requiere tomar medidas que permitan frenar su deterioro a corto plazo y abrir así el espacio para la implementación de políticas y acciones específicas de largo plazo que lo fortalezcan.

 

Cualquier esquema de propuesta debe partir de la situación puntual por la que atraviesa el sistema actualmente, empezando por las condiciones de salud de la población, y de esa manera establecer las necesidades que deben cubrirse.

 

Y es que a pesar de haber alcanzado una esperanza de vida promedio de 75 años, similar a la de países más desarrollados, México ingresó al siglo XXI con un sistema de salud marcado por su incapacidad para ofrecer protección financiera en salud a más de la mitad de su población.

 

Esto es resultado y causa de las desigualdades sociales que han caracterizado el proceso de desarrollo en México. Es imperativo que dentro de las propuestas que se presenten se consideren los mecanismos necesarios para establecer una política de cero reducción al presupuesto en salud y esquemas de financiamiento más eficientes. No hay duda que lo aquí expresado tendrán que formar parte de una reforma institucional de fondo del sistema de salud ya que a pesar del déficit de camas hospitalarias en todo el país, también existen por todo el país hospitales y clínicas a medio construir; construidos pero no equipados; o, peor aún, construidos, equipados y sin personal.

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