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Suelen decir que el debate es la estocada final. A estas alturas, ni el acto de clausura, con frecuencia pomposamente orquestado, tiene más impacto que el cara a cara. Lo vemos esta semana, cuando las encuestas varían por la solidez de muchos, la sorpresa de algunos y la ausencia de otros.

Las pruebas de tal impacto son los enfrentamientos entre Cristina Torres y Laura Beristáin, candidatas para Solidaridad; entre Mara Lezama, Niurka Sáliva e Isaac Janix, para Benito Juárez, así como entre Pedro Joaquín y Perla Tun, en el caso de Cozumel. Ayer se publicó en este espacio lo referente a Othón P. Blanco, no exento de polémicas.

En Solidaridad la batalla se libra entre las antes compañeras que ganaron juntas la elección de 2016. El destino las distanció. También los intereses. De amigas a rivales, como debe ser una competencia sin tregua. Un tanto rezagado aparece Martín de la Cruz, quien aprovecha los recovecos, pese a cargar el lastre dejados por los priistas. Es muy tarde para él.

Ojo: el rumor de que los mismos contendientes estarían promoviendo el “voto cruzado” por supuestas negociaciones podría cambiar el panorama de último momento y alterar el previsto conteo de votos, sobre todo porque Andrés Manuel cerrará su campaña en Quintana Roo, con las hermanas Beristáin como protagonistas.

Los de Benito Juárez no tuvieron piedad. Como pocas veces se ha visto, las acusaciones fueron de alto calibre. Lezama se mantuvo en su papel: valiente, al encarar la dizque alianza entre Sáliva y Janix (se recomienda ver la denuncia de Mara al respecto). La de Morena propuso, aguantó y replicó.

Niurka sorprendió a propios y extraños por su soltura, aunque la contraofensiva en redes sociales fue cruel por los antecedentes que ella misma se ha encargado de ventilar nuevamente. Janix había conquistado a indecisos, pero podría costarle caro la denuncia aludida, la falta de promoción y la ausencia de la maquinaria el día de la jornada. Es más bien un plan de largo plazo, como Eloy Peniche.

Los de Cozumel cerraron anoche el ciclo. Auguraban “la estelar” debido a las posturas viscerales de Tun, y no fue tan así. Quizá porque frente a todos la que aspira a la reelección ha sido timorata, o tal vez porque Pedro Joaquín Delbouis supo manejar el frente a frente.

Como sea, el de la familia en el poder conserva su arrastre. A diferencia del innegable potencial de Morena en otros municipios, en la isla ese partido no repunta.

Algunos dieron la estoca y otros se hicieron harakiri.

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