La etapa decisiva

Hemos llegado casi a la mitad de las campañas para las presidencias municipales...

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Hemos llegado casi a la mitad de las campañas para las presidencias municipales en Quintana Roo, que iniciaron el pasado 14 de mayo y concluirán el próximo 27. El 28 comenzará la veda y el 1 de julio será la jornada electoral.

Es decir, después de este fin de semana sigue la cuenta regresiva para quienes buscan la silla más ansiada de su municipio; por lo tanto, es una coyuntura propicia para la reflexión en torno a pronósticos, sobre todo después de que las definiciones generales quedaran resueltas con juicios inapelables.

Los que acaparan la atención pública: La caída definitiva de José Luis Toledo y Mario Machuca le allanan el camino a Mara Lezama, quien mira con ventaja a Niurka Sáliva y a Issac Janix, los otros que compiten casi desde el inicio en Benito Juárez, el más relevante por su potencial demográfico. Porque debe decirse: sin rival en la alianza PRD-PAN, y uno que prácticamente no se conoce en la del PVEM-PRI-Panal, Lezama aparece “en caballo de hacienda”, como se dice en el argot.

En Cozumel, Pedro Joaquín Delbouis se consolidaría en el gusto de los isleños, no sólo por la contundencia de sus propuestas, sino porque Perla Tun Pech -quien pretende la reelección- ha logrado unir a una mayoría en su contra por sus actitudes reprochables. Por todo lo que significa, el de apellido Joaquín se mueve con holgura.

En nuestra capital, Othón P. Blanco, la contienda es más cerrada: allí se disputan la primera posición el oficialista Fernando “Chino” Zelaya y el “moreno” Hernán Pastrana, quien ya fue presidente. Ni Manuel Valencia ni María Hadad, ni mucho menos Julio “Taquito”, se asoman en esa lucha solamente entre dos.

En Solidaridad, Cristina Torres reivindica su liderazgo. Allí, la de Morena, Laura Beristáin, no ha logrado despuntar como se esperaba. Si bien el “efecto AMLO” pudiera generarle una cantidad incalculable de votos, no serían suficientes. Tampoco el priista Martín de la Cruz, quien se encuentra estancado.

En Puerto Morelos, Laura Fernández Piña se siente cómoda (no confiada) porque los números le favorecen. También quiere la reelección, con el apoyo de diversos grupos unidos bajo su causa. Durante su administración “todo fue histórico” (en un municipio de reciente creación), y la ausencia de opositores sólidos, sin dudas le ayuda. Conjugados ambos elementos, no tendría problemas, según el vaticinio predominante.

Pero nada está dicho. Los tropiezos fatales existen.

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