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A Ricardo Alemán (@RicardoAlemanMX) le ocurrieron dos cosas. Fue víctima de un linchamiento en las redes sociales, pero también, de su ceguera.

La semana pasada, el periodista compartió un tweet satírico, una broma típica en forma de meme, en el que se recuerda que John Lennon y Selena Quintanilla (antípodas, lo sabemos) fueron asesinados por un fanático, y en la misma imagen se incita a los llamados “chairos” a hacer lo propio con su candidato. Huelga decir que el tweet iba cargado en contra de @lopezobrador_, a quien diariamente critica Alemán en sus columnas y programas.

El tweet de Ricardo provocó a la masa digital. Se le tachó de apologista del odio y terminó con su relación laboral en Televisa, Once TV y Milenio, pues ninguna quiso cargar con la mala imagen de Alemán.

Este desafortunado momento en redes sociales puede ser visto desde varios ángulos, uno de estos, es que representa el triste escenario que se vive en la campaña presidencial mexicana, que ha levantado más pasiones y odios que propuestas e ideas. Entre las aristas que provocó, y seguirá causando el caso podemos mencionar que:

- A Alemán le falló el manejo de la delgada línea entre la libertad y el libertinaje. Cierto es que en las redes sociales “se mata” a medio mundo por bromear, y los mensajes de odio son algo, digamos, natural, pero en el caso del periodista, su condición de figura pública le obliga a mantener la cabeza fría para, si bien no ser imparcial, si lo suficientemente objetivo para sustentar su postura anti López Obrador, por la que es más que conocido.

- El tweet de Ricardo nos recuerda lo fácil y susceptible que es el mundo digital. Del lado que sea, pero en especial el ideológico, las redes sociales tienen esa desagradable costumbre de rechazar a quienes no pertenecen al él. Alemán, con todo y que es una referencia en el análisis político, nunca ha sido bien aceptado en el mundo digital, por tanto, el que @RicardoAlemanMX entrara al mundo de los memes satíricos, ahondó más la indignación de los (muy sentidos) usuarios y no sólo de los seguidores de López Obrador.

- El que se lleva se aguanta. Si algo distingue a las redes sociales es la horizontalidad de las relaciones: nadie es más que otro, y un usuario puede ponerse “al tú por tú” con los antes intocables personajes de la política, quienes para evitarse mayores problemas, tienden a ignorar los comentarios y alusiones abusivas a fin de no enfrascarse en polémicas, y eso fue exactamente lo que Alemán decidió torpemente ignorar en esta ocasión, cayendo en una trampa de la que no se puede salir sin sufrir descrédito, como al final le sucedió.

 

 

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