Fauna electoral digital

De lo que no nos podemos librar son de las hordas de usuarios listos para inflar las tendencias.

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Las elecciones tienen cola que les pisen. Detrás de los candidatos y los constantes llamados del @INEMexico para que votemos, viene una cansada publicidad, invasiva e inútil que nos quiere convencer para elegir a uno de los aspirantes.

Uno pensaría que puede escapar de esta publicidad ridícula en las redes sociales, y casi podríamos decir que sí, pues no importa que tanto dinero le ponga, siempre hay una forma de evitar los anuncios, ya sea con una aplicación o la dulce y barata resignación. Pero, de lo que no nos podemos librar son de las tribus y hordas de usuarios listos para inflar las tendencias en favor de los candidatos.

Tras el debate, la campaña electoral se transformó en un virulento ir y venir de acusaciones, injerencias oficiales e insertos pagados en medios de todo tipo. Un triste augurio de la cantidad de basura electoral que nos queda por soportar de aquí a julio, dentro y fuera de línea.

Ahora en las redes sociales, se ha vuelto mucho más común escuchar ciertos términos para explicar la popularidad de las tendencias electorales, pero pocos usuarios no-metidos dentro de la jerga digital los reconocen, o en el peor de los casos, se confunden porque quienes hablan de ellos tampoco tienen muy clara la idea de quiénes o cómo son. Por ello, para ayudarnos a reconocer y evitar el lado negativo de la campaña, le presentamos los usuarios más comunes de la fauna digital electoral.

Bots. Un bot es un ‘usuario’ automatizado que twittea cuando su programación detecta una palabra o enunciados. Podemos detectarlo fácil e inocentemente cuando, por ejemplo tweeteamos una selfie y recibimos mención de una cuenta sobre selfies. Los ‘bots’ no son nuevo, se usan aún como primer método de atención a usuarios, con el fin de recabar información básica sobre un problema, antes de pasar con los operadores humanos.

Influencers. Las estrellas de redes sociales. Esos usuarios que por alguna razón son referencia, pueden mover las tendencias con sólo un tweet, gracias a sus numerosos seguidores que, además de ello, son sus fans de hueso colorado. Estas personas son, efectivamente, gente real que por unos muchos pesos venden sus mensajes a favor de tal o cual causa, generando apoyo ‘orgánico’, es decir, tweets de gente real y masivamente… aunque no sepan ni de que están tweeteando.

Cat fish. Los usuarios falsos. Esos que interactúan, tienen foto de perfil pero no son lo que son. Tal vez el usuario más temido por cuestiones de trata de personas, pero en el contexto electoral, son personas que representan un personaje ficticio, con mucha frecuencia jóvenes atractivas, con objetivo de generar seguidores una cuenta madre o mover las tendencias a cambio del ‘follow’ o fotografías.

Trolles. Los friega quedito. Pueden ser usuarios reales o falsos, pero su objetivo no es generar seguidores o tweets para inflar las tendencias, sino moler a quienes cuestionan la veracidad del candidato con ataques personas y constante interacción. Son fáciles de silenciar, pero si el usuario se deja llevar por el coraje, son muy molestos e incluso peligrosos: pueden investigar la huella digital hasta encontrar fotos en otras redes sociales y usarlas en contra de su víctima.

El seguidor real. Siempre encontraremos en nuestro timeline a este ‘no personaje’, la persona convencida sobre las ideas de su candidato y que hará todo cuando sea posible, sin caer en los tipos ya mencionados, para difundir el mensaje o conseguir más seguidores a la causa. Ciertamente es el más honesto, aunque también el más molesto.

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