Seguidores que no aplauden

En la política mexicana reciente todo se reduce a ser popular, a estar vigente.

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En la política mexicana reciente todo se reduce a ser popular, a estar vigente. Poco o nada tienen que ver los ideales del pasado, ideologías o conceptos: la cosa es estar ahí, donde dicta la “vox popularix”, que no es lo mismo que “vox populi”.

 

Cuando @epn se quejó de que no le aplaudían, en buena parte se refería a la reacción negativa que provocaron casi todos sus actos de gobierno en las redes sociales: no hubo cosa que le saliera bien, y aunque al final trató de matizarlo con humor y chanza, lo cierto es que nadie le aplaudió, no tanto porque no tuviera razón (al menos en el mundo digital), sino porque casi nunca estuvo del mismo lado que los usuarios de redes sociales, la “vox popularix digitalix”.

 

Ahora, el futuro ejecutivo federal a cargo de @lopezobrador_ parece remar en sentido contrario, pues es bien sabido que su popularidad abarca ambos mundos, el digital y el real, donde hasta ahora vive una luna de miel donde todos sus mensajes crean más apoyo que críticas, tal como sucede en sus mítines antes y después del 1 de julio.

 

AMLO encuentra en las multitudes reales o digitales, el “respaldo” que necesita para “gobernar” incluso sin ser gobierno; el apoyo que nunca logró @epn y que lo ha catapultado incluso entre gobernadores de oposición, quienes conscientes de ello se han plegado a sus deseos sin prácticamente chistar o contraponer sus propios proyectos: se hace lo que López Obrador diga, no sea que se alebresten los ciudadanos.

 

No queda más que preguntarse cómo le hará @lopezobrador_ cuando sea él quien esté “offline”. Hasta ahora ha navegado en aguas calmadas, bien blindado con su ejército de bots, trolls y shadow users, al parecer ajeno a las críticas que sus ideas han sembrado, actitud que se evidencia en sus mítines en la #GiraDeAgradecimiento.

 

Los usuarios de redes sociales son traicioneros. Los activistas de sillón fácilmente se reacomodan cuando las cosas no salen como ellos esperaban, y eso detalle parece olvidarlo el presidente electo, que hoy muy ufano se respalda en su popularidad para llevar a cabo la

#ConsultaNacionalNAIM.

 

El gran problema con la consulta es su grandilocuencia: si AMLO y su equipo la hubiesen llamado “consulta a la bases partiditas”, no tendría a tanta gente en contra, pero la necedad de hacerla vinculatoria para “tomar una decisión” técnica, que no política, desvirtúa el ejercicio.

 

Además, sendos ciudadanos digitales como @LeoGarciaMX han señala los fallos técnicos y de protección de datos personales que tiene la realización de la consulta, máxime que desde el punto de vista social, este invento de Morena no ha hecho más que ahondar en la polarización del país, revivir la separación “buenos” y “malos” que tanto daño causó.

 

Cierto, el presidente electo enfrentó durante años un ambiente adverso creado por sus rivales, pero nunca ha encarado al “pueblo bueno” pero contrario a sus ideas, a los verdaderos usuarios de redes sociales bombardeando su cuenta con mentadas ajenas al “mundo fifi” con el que hoy califica a sus críticos. Ahí, y sólo ahí, es cuando veremos de qué está hecho el carácter del próximo presidente.

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