El caballero del cerebro

Estoy de luto por Oliver Sacks. Pero agradezco que haya existido y haya producido una obra que amalgama lo científico y lo humanístico.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Conocí a Oliver Sacks por reseñas de su libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, de 1985. Cuando alguien me lo prestó, lo devoré.  

La extensa obra de Sacks (Londres, 1933, trasplantado a Nueva York), abarca libros donde, de manera sabia, profunda y magistral, toma como materia prima sus casos clínicos y los transforma en extraordinarios relatos. En historias humanas que constituyen uno de los mejores ejemplos de cómo la ciencia puede también convertirse en gran literatura.

Con sus libros contribuyó a que miles de lectores en todo el mundo comprendiéramos mejor temas como la migraña, la sordera, la ceguera al color, la música, la visión o las alucinaciones. Sacks hablaba poco de sí mismo, pero en su libro autobiográfico On the move (2015) reveló su homosexualidad, y narró las dificultades personales y familiares que sufrió a causa de ella.

Si algo tiene la prosa de Sacks es que no solo nos permite conocer casos médicos asombrosos, sino que nos ayuda a entenderlos. A nivel clínico, pero también humano.  Al mismo tiempo, nos hace ver que los seres humanos somos nuestro cerebro: cuando éste se daña, nuestra humanidad misma se ve alterada.

Estoy de luto por Oliver Sacks. Pero agradezco que haya existido y haya producido una obra que amalgama lo científico y lo humanístico, y que nos permite entendernos más profundamente.

Lo más leído

skeleton





skeleton