Esta semana  recibí un mensaje muy interesante de una lectora de la  columna, donde me urge a  ser más conciso en mis apreciaciones. Con gusto la complazco.

Se acercan los tiempos electorales, los tenemos encima y aun después de treinta días  de campañas ante sus seguidores, hay cuarenta y cinco días más para no hacer campaña. ¿Para qué el tiempo tan largo si sólo se darán poquito menos de dos meses para una campaña intensa y abierta frente a los ciudadanos? 

Es esto un plan con maña, se cerrarán las comunicaciones, no habrá declaraciones y silencio total. Total para qué, si ya sabemos cómo se las  gastan el PRI y el PAN, partidos que van tomados de la  mano, aunque sin lastimarse; en lo obscurito se arreglan.

Los candidatos están ya casi listos con sus planillas, el PRI  ya tiene a sus cuadros completos, con algunos descontentos que se irán acomodando en los próximos días.

El PAN la misma historia  y terminando de aprobar sus candidaturas. Después están partidos satélites que sólo gastan dinero, porque posibilidades no tienen ni remotamente, al final saldrán con la cuenta sin comprobantes. Le hacen mucho daño a la democracia y al  erario.

El Gobierno del Estado, guardando la compostura, se muestra escéptico y  solamente en su papel de vigilante, pero no es así, hay candidatos  que son amigos del gobernador o bien de políticos que están bien protegidos y estarán en la jugada; muchos repetidores, otros chapulines  que brincan  y se posesionan. Finalmente  cuando salgan los candidatos y las listas se podrá comprobar lo que aquí le informo.

La política en México se está enfrentando a cambios radicales, que no son propiedad ni del PRI, ni del PAN, ni  de ningún partido para acabar pronto, pero no se han dado cuenta de que sus números en conteos  están muy bajos y eso puede llevarlos a una derrota, a una fractura difícil de superar. Los partidos todos están en descrédito, están de frente a la sociedad, se han olvidado de que se gana con votos y con cumplimiento de ofertas. No con mentiras. 

Pero esperemos el proceso intermedio de elecciones, que nos cuenta la verdad sobre  la credibilidad de los partidos. Hasta  la próxima semana y ojalá le guste a mi amiga que me criticó de que estoy vendido. Para nada.