La reciente serie de acontecimientos en el sur del estado de Quintana Roo ha dejado una marcada impresión en la sociedad, y es necesario reflexionar sobre las medidas que deben tomarse para salvaguardar la seguridad y la paz en la región.

Por un lado, recibimos con optimismo la noticia de que Chetumal, Quintana Roo, será declarada zona libre de impuestos para productos de importación.

Esta medida, anunciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, promete un alivio en el costo de vida para los habitantes de la zona, despertando la esperanza de tiempos mejores.

“Ya firmé un acuerdo para que Chetumal se convierta en zona libre, van a poder comprar todo a precio muy bajo, mercancías de todo el mundo, como era antes”, dijo el presidente, casualmente a 37 días de las elecciones.

Aunque las cosas no serán exactamente como lo dijo, lo cierto es que despertó la esperanza de los chetumaleños de que vendrán tiempos mejores, con un costo de vida menos caro.

Sin embargo, esta luz de esperanza se ve empañada por los recientes actos de violencia que han sacudido a la capital del estado.

El ataque a un policía y su hijo, que resultó en la trágica muerte del menor, así como el intento de agresión en la funeraria donde se velaba al joven, son sucesos que estremecen a la comunidad y exigen una respuesta contundente por parte de las autoridades.

Además, el secuestro y posterior asesinato de un empresario local en pleno bulevar Bahía de Chetumal, son hechos de una gravedad alarmante, que no solo generan consternación en la sociedad, sino que también encienden las alarmas sobre la creciente inseguridad en la región.

Es imperativo que las autoridades refuercen sus estrategias de seguridad y hagan todo lo posible para restablecer la tranquilidad que siempre ha caracterizado a Chetumal.

La ciudadanía merece vivir en un entorno seguro y pacífico, donde puedan desarrollarse plenamente sin temor a la violencia y la criminalidad.

Es hora de que se tomen medidas efectivas y se trabaje de manera coordinada entre las diferentes instancias gubernamentales para enfrentar este desafío. La seguridad no puede ser un privilegio, sino un derecho fundamental de todos los ciudadanos.

 Sobre todo ahora, que Quintana Roo está en pleno proceso electoral y si las condiciones de seguridad no mejoran, podría estar en riesgo.

¿Se está convirtiendo Chetumal en un Cancún?