Crisis venezolana incumbe a Q.Roo

Los venezolanos la están pasando mal. En ese país sudamericano se vive una crisis política, económica y social...

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Los venezolanos la están pasando mal. En ese país sudamericano se vive una crisis política, económica y social, que sería peor desde esta semana, cuando el gobierno de Nicolás Maduro confirme los resultados de la Asamblea Nacional Constituyente con la cual reescribirá la constitución para reivindicar su poder.

La elección de ayer domingo, de la que salen los delegados de la asamblea, llegó tras casi cuatro meses de protestas callejeras, que causaron más de un centenar de muertos, así como miles de heridos y detenidos, incluidos extranjeros. Así de grave.

Es lamentable, porque si algo se sabía de ellos, eran su alegría y amabilidad, cualidades que durante décadas (en los 70 y 80, principalmente) demostraron a chilenos, argentinos, colombianos y centroamericanos que escapaban de dictaduras, guerras o desempleo, quienes optaron por cobijarse en esa entonces rica nación petrolera.

Ha cambiado la historia: ahora son ellos los que necesitan de países hermanos, que sin embargo no reaccionan como quisiera un amplio sector de la población, ligado a la oposición, pues seguramente están tratando de resolver sus propias desgracias. Es cuestión de mirar el vecindario para horrorizarse.

Aunque esa crisis no es ajena ni distante en Quintana Roo. Hace unas semanas, después de sus manifestaciones durante la reunión de la OEA celebrada en Cancún, la agrupación Diáspora Venezolana confirmó la presencia de unos 6 mil en el Caribe mexicano, que huyeron por los hechos descritos.

Los relatos de algunos son estremecedores, aunque no desconocidos gracias a reportajes y denuncias: filas de horas para una minicanasta con despensa que debe durar un mes (solo para quienes son partidarios del régimen); enfermedades en alza por pésima alimentación; gente buscando desechos en contenedores; acoso policial a disidentes; desempleo rampante, entre otros que tocan fibras sensibles.

“A devolverles la mano”, es una de las consignas surgidas en aquellos vecinos donde no olvidan el refugio que les dieron en otros tiempos. Y en Quintana Roo saben muy bien de abrir puertas, ofrecer mejores oportunidades y convivir con el foráneo, porque es una tierra hecha por gente proveniente de distintas latitudes.

Suele citarse con orgullo en reuniones de cónsules que el estado está compuesto por personas de más de 100 nacionalidades, condición que precisamente ha permitido esa identidad tan sui géneris en la zona norte, defendida por quienes ven en lo diverso y no en lo homogéneo su característica principal.

Empecemos, pues, a solidarizarnos con los que necesitan comprensión, apoyo y oportunidades, que no lástima ni limosnas. Lo sostuvo otrora el escritor uruguayo Eduardo Galeano: “La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”.

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