Desempolvando el archivo

Llegamos al noveno mes del año 2022 y se siente como permean los comportamientos derrotistas, desilusión, facies fatigadas y apesadumbre del cuerpo.

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Llegamos al noveno mes del año 2022  y se siente como permean los comportamientos derrotistas, desilusión, facies fatigadas y apesadumbre del cuerpo, con fugaces destellos de energía.

 

Ayer me hizo reflexionar el comentario de una compañera, quien lastimosamente destacaba las caras largas y actitudes pesimistas aquí y acullá. ¿Y pregunto, qué elementos obstaculizan el poder alcanzar la plenitud en cada acción o tarea del día, máxime en estas épocas? ¿Estos  actuales y desidiosos escenarios, habrán  sido arrancados  de algún oscuro y hacinado archivo, invadido por el comején de la pereza  y contubernio?

 

No quedando conforme con las interrogantes planteadas, me senté ayer en la noche,  y tratando de encontrar respuestas en el mundo de las letras, sin querer me topé con pasajes de la “Divina Comedia”, cuya fuente de inspiración seguro, fueron algunos pecados capitales. Me refiero a la lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia.

 

Pero mas allá de criticar o citar nombres de compañeros, superiores, subalternos o personajes de la calle, yo invitaría a cada uno de nosotros a realizar un auto-análisis honesto, a través del recuento de  nuestras obras en el transcurso de las últimas semanas.

 

¿Cuáles fueron los pecados capitales,  en los cuales incurriste consciente o inconscientemente? Sobre los daños, no te lamentes, ocúpate por resarcirlos desde hoy, mañana y siempre. ¡Nunca es tarde!

 

Veamos, por iniciar el recuento; ¿es acaso la avaricia tu principal talón de Aquiles? Semejante a la lujuria y gula, buscan sin descanso la adquisición de riquezas materiales que nos van llevando a la pobreza de valores y creciente separación de la familia. Nos justificamos refiriendo que para vivir mejor hacemos lo que hacemos ¡falso!

 

Si de la pereza hablamos, no solo haría énfasis  en la tristeza de ánimo para hacer las cosas bien y para provecho del colectivo, sino también de lo que nos aparta de las obligaciones espirituales. No menos dañina es la ira , cual sentimiento no ordenado ni controlado de odio y enojo que lleva de la mano al desmembramiento de la cohesión social. La mayoría sucumbimos.

 

Llegó la socorrida envidia, cual tsunami arremete con todo. Pecado capital que no se detiene para violentar, atropellar, lastimar y actuar con doble cara, revelando la pusilanimidad del ser humano. Quisiera cerrar con la soberbia o el orgullo por ser el más importante y atractivo, ya que busca enaltecer virtudes, sin reconocer la paja del semejante.

 

Ahora me pregunto: ¿no serán estos elementos dictados, principales detonantes del creciente inconformismo, mas allá de la descomposición  económica y social que nuestros gobernantes han construido con afanoso esmero?

 

No contestes, tan solo te pido que hoy sonrías y disfrutes. Deshazte de los lastres y vuelve a ser niño; enciende nuevamente la esperanza que cimienta el rescate del ser humano, cual obra maestra divina.

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