No cualquier grupo es una organización. Una organización es un grupo politizado

Los colectivos de personas son mucho más que la suma de sus integrantes. Forman sistemas, con...

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Los colectivos de personas son mucho más que la suma de sus integrantes. Forman sistemas, con características adicionales a las de sus miembros. Y estos sistemas pueden operar bien… o no. Piense el lector en los equipos de fútbol con nóminas carísimas, puro figurón, y que no terminan de dar pie con bola: buenos jugadores y malísimos equipos. ¿Qué es lo que hace que sí funcionen? Su organización. Pero… ¿qué quiere decir esto: organizarse?

A veces las colectividades saben o pueden menos que sus miembros; es el caso referido de los equipos integrados por estrellas y que no dan una. En otras, muy dramáticas, los equipos parecen incapacitados para aprender lo que todos, absolutamente todos, sus integrantes saben perfectamente. Recuerde el lector cuando formó parte de una colectividad en la que todos sabían que había un elefante en medio de la sala y fingían que no pasaba nada; por ejemplo, la presencia de un jefe autoritario (y hasta psicopático)… y nadie hacía nada al respecto, ni siquiera hablar del asunto. Y a veces, situación muy interesante, las organizaciones saben mucho más que todos sus integrantes juntos. Gracias a esta situación se sostienen en pie las instituciones, como las universidades o el ejército. Sus integrantes individuales pueden no saber todo lo necesario, pero la organización sí y se mantiene perfectamente operativa durante años, incluso con el recambio periódico de sus miembros.

¿Qué quiere decir organizarse? Pudiera pensarse que es cuando la persona de más alta jerarquía “sabe”, por todos, “lo que hay que hacer”. Pero esto no es cierto. La mayoría de los jefes de empresas e instituciones se quejan de que sus subordinados no aprenden lo que ellos “saben y todos deberían hacer”. Podría ser cuando un pequeño grupo, también al más alto nivel, “sabe” lo que hay que hacer como colectividad. Nuevamente, estos grupos frecuentemente son incapaces de llevar a una organización a su objetivo, por más preparados que estén. Piense el lector en las crisis corporativas a las que grupúsculos financieros han metido a sus empresas. Es el caso del escándalo Enron, que ocasionó pérdidas por miles de millones de dólares.

Es claro que una colectividad está organizada cuando actúa como un todo integrado. Cabe preguntar, ¿una organización actúa cuando cualquiera de sus miembros lo hace? Claramente, no. Un empleado de una empresa puede boicotear la producción y esto no es una acción de la organización, es meramente un asunto personal.

En la teoría de las organizaciones, según Jeffrey Pfeffer, se proponen tres circunstancias que deben cumplirse para que una colectividad pueda considerarse organizada: 1) que existan procedimientos explícitos para tomar decisiones a nombre de ella, 2) que sea posible delegar a ciertos individuos la autoridad para actuar por ella, y 3) que existan fronteras entre ella y el resto del mundo, o sea, que no cualquiera puede ser miembro. Esto es lo que los griegos llamaban una polis: un grupo que tiene reglas para que ciertos individuos utilicen el poder de la colectividad, que es mucho mayor que el de cualquiera de sus miembros.

Todo esto tiene un lado oscuro. Uno que se refiere a lo que queremos decir cuando utilizamos la frase “crimen organizado”. Estos grupos, independientemente de lo legal, cumplen con las reglas mencionadas arriba. De manera lamentable para todos.

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