Resulta relevante que en el Segundo Informe del Gobierno estatal se anuncien inversiones privadas y sobre todo la instalación de una importante factoría cervecera.

Sin menoscabo de una posible labor de promoción estatal en el ramo, es indudable que para ello mucho tienen que ver nuestra envidiable posición geográfica, la seguridad pública existente y nuestras vías de comunicación construidas durante decenios. No es de menospreciarse la posible generación de fuentes de empleo y eso es una buena noticia que debe reconocerse.

Lo agradable de la buena nueva contrasta con los exiguos o nulos resultados en otras áreas.  Prácticamente no existe por parte del Gobierno estatal mayor inversión en infraestructura carretera y hospitalaria.  La atención al campo es prácticamente inexistente o ineficaz. Los apoyos a la producción rural son escasos, mal suministrados o administrados selectiva e ineficazmente.

Basta darse una vuelta por los municipios del interior del Estado para comprobar –más allá de lo publicitado en los medios- el abandono de estas comunidades que se refleja en la difícil situación económica de sus habitantes. 

Es cuando mucho el actual un gobierno de asistencialismo de signo electoral. Y es que el asistencialismo no es malo en sí mismo ante condiciones de marginación y pobreza. Lo es cuando no se acompaña de un programa de desarrollo social que busque revertir esta situación. Lo que hoy vemos es la administración de la pobreza con propósitos electorales y en ello no puede sustentarse el desarrollo estatal y familiar.

Ni qué decir de la falta de transparencia y el combate a la corrupción e impunidad tan prometido, comprometido y cacareado en esta administración. Se ha convertido en silencio cómplice y malestar generalizado.

En fin que las buenas noticias en inversiones privadas languidecen y a la larga se verán afectadas si este gobierno sigue en esas huellas que lo están identificando.