Chayo en el SQCS
El Sistema Quintanarroense de Comunicación Social se convirtió este martes en noticia nacional.
En pleno festejo de sus 33 años de existencia el Sistema Quintanarroense de Comunicación Social se convirtió este martes en noticia nacional, luego de que un influyente periódico sacara a la luz un multimillonario desvío perpetrado por la secretaria federal de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles Berlanga, utilizando contratos ficticios con la televisora quintanarroense durante el gobierno de Roberto Borge Angulo, entre otras empresas que se prestaron a la transa.
La información revelada señala que la Auditoría Superior de la Federación detectó irregularidades por mil 311 millones de pesos durante 2014 y 2015 en la Secretaría de Desarrollo Social y en la Sedatu durante las gestiones de la ex “izquierdista” Rosario Robles.
El modus operandi fue sencillo: la funcionaria firmó convenios y contratos de difusión, publicidad y otros servicios con diversas empresas, entre ellas el SQCS, que es un ente del gobierno del estado sostenido con dinero público.
Por supuesto, de esa millonada “pagada” por las dependencias federales ni una miserable pizcacha cayó en las arcas del Sistema Quintanarroense que llegó a estar en peligro de extinción durante el período borgista, donde sufrió un abandono infame del que aún no logra reponerse.
El rastro de la megatransa también fue detectado por la Auditoría Estatal y la Secretaría de la Contraloría local, cuyo titular, Rafael del Pozo Dergal, declaró en mayo del año pasado que estaban investigando la ruta de 800 millones de pesos entregados por la Sedatu al SQCS que se esfumaron en sospechosas “subcontrataciones” de servicios con empresas de dudosa reputación, en una triangulación evidente para llevar esos recursos a cuentas de particulares.
Lo más grosero fue que mientras el SQCS sirvió como fachada para realizar turbios negocios que enriquecieron a altos funcionarios federales y estatales, los trabajadores durante ese periodo fueron castigados con despidos injustificados y recortes salariales, además de que fueron obligados a trabajar con equipo inservible y recursos limitísimos.
Rosario Robles atraviesa un huracán mediático categoría 5 por este escándalo que le puede costar el puesto, pero las bandas nubosas pueden golpear con dureza a algunos ex funcionarios estatales involucrados con la operación del SQCS, cuya complicidad en este atraco de recursos federales puede acarrearles severas consecuencias legales.