La guerra sucia entre los aspirantes a ocupar cargos de representación popular y partidos políticos ya empezó en Yucatán.

La reciente reforma política no pudo someter a control la difusión de contenidos de tipo político en internet, así que el llamado ciberespacio facilita difamaciones, acusaciones dolosas sin sustento, mentiras y señalamientos viscerales, todo ello como parte de un trabajo sistemático de redes sociales.

El colega Eduardo Lliteras publicó en su portal y en Facebook un artículo referente al programa Reto Emprendedor Yucatán 2014. 

Lo curioso fue la cantidad de comentarios, más de 60, publicados todos contra el artículo.

Aún más interesante fue que al tratar de conocer el perfil de quienes acusaron al autor de “palero”, “vendido” y otras lindezas, eran personas que carecen de historial personal en su sitio de Facebook, lo que se traduce en un ataque sistemático orquestado desde alguna oficina contraria al interés del artículo.

No se necesita ser adivino para afirmar que quienes buscaron atacar con el hígado más que con la razón fueron enemigos políticos de Víctor Caballero Durán, promotor de la propuesta a favor de los jóvenes emprendedores.

En ese partido –póngale usted el  color- opera ya un departamento de redes sociales o de marketing político.  

La guerra sucia ya está en su apogeo.