Hablando en plata de perdones pedidos
El tema del resentimiento contra los conquistadores es sin lugar a dudas culpa...
El tema del resentimiento contra los conquistadores es sin lugar a dudas culpa de los propios políticos de la América Libre que culpan de los muchos males que padecemos al “desastre” que dejaron los conquistadores. Nada más lejos de la realidad; en efecto, la conquista fue catastrófica pero no más catastrófica que los cientos de conquistas de la historia.
La misma España fue conquistada en su totalidad por los romanos y las tribus celtíberas que habitaban la península fueron diezmadas, luego los visigodos y más tarde los árabes. De hecho, durante la dominación visigoda se gestó el primer sentimiento nacional peninsular, el que hoy en día los españoles consideran su primer rey no fue un celtíbero sino un visigodo: Pelayo; vaya manera de aceptar una conquista.
Sin embargo, el daño está hecho con el tema de América Latina y España, el rencor persiste y la labor continua de gobiernos nacionalistas no hace más que exacerbar el sentimiento de frustración ante un pasado que se han dedicado a dibujar como luminoso y exitoso contra un presente lleno de amargura.
El valor cultural de las civilizaciones primigenias de nuestra América es incalculable y el esfuerzo debe volcarse a rescatarlo como patrimonio cultural, no como ideología nacional. La misma senadora Jesusa Rodríguez que arremetió contra nuestros adorados tacos de carnitas (menos mal que dejó en paz la cerveza porque ahí sí la linchan en público), jamás podría vivir con las costumbres de nuestros ancestros precolombinos. Creo que los aztecas ya la hubieran sacrificado a algún malgenioso Dios.
Ahora bien, hablando en plata (no de la que se llevaron, dejemos eso en paz), la mentada carta de AMLO al rey era una carta privada y fue escrita en buenos términos. De hecho, se hizo pública en España, no acá. Exigir una disculpa de manera pública es belicoso, mas no sugerir una disculpa pública como ayuda para paliar tantos decenios de rencor.
Creo firmemente que el rencor es injusto e infantil, mucho más a 500 años del hecho, pero si con una disculpa nos ayudan a que ya dejen de referirse a los españoles como “Los conquistadores”, vale la pena el intento. Desafortunadamente, se hizo pública y no el quedó al gobierno de España más que reaccionar en contra. Una vez más la acción de un idiota destruye las buenas acciones de cientos.
Sirva esta reflexión para echar luz sobre las reacciones que nuestros mismos villanos favoritos históricos tienen con sus propias conquistas: la dominación árabe en España fue sanguinaria y a la vez espectacular, la cultura morisca se compenetró en el tejido social ibérico y le dio una identidad única que los españoles exhiben con gran orgullo.
Los pocos sitios que conservaron de la herencia de los califatos o emiratos de Al Andalús hoy en día son cuidados con celo y los presumen como parte innegable de su historia. Cabe resaltar que los árabes no impusieron su religión, eso es cierto, y ahí recae la gran diferencia con la conquista cristiana. Pero a los 500 años seguir fregando con lo mismo da risa y eso no es culpa ni del Peje ni de Felipe VI, sino de nosotros.