En la primera quincena de diciembre pasado el 73.7% de la población nacional de 18 años y más consideró vivir en una ciudad “insegura”. La percepción es mayor en mujeres (78%) que en hombres (68%). Dichos porcentajes representan cambios favorables; sobre todo el primero en mención, que implica una disminución al reportado en septiembre del año pasado, mes del ejercicio estadístico anterior.

¿Cómo estamos en Quintana Roo? Mejor. La percepción en Cancún bajó de 92.8% a 89% en los meses citados. En la cabecera de Benito Juárez (el municipio más relevante en términos demográficos, políticos y económicos) los delitos de alto impacto -como los homicidios dolosos- disminuyeron un promedio de 30% en los últimos meses.

Además, en lo que respecta a conflictos o enfrentamientos con familiares, vecinos, compañeros de trabajo o escuela, con establecimientos o autoridades de gobierno, también descendió de 39.2% a 32%. Ello, posiblemente porque se ha comprobado que el contexto influye en las conductas; es decir, si se percibe menor inseguridad y violencia como ahora, se contienen los impulsos.

Algunas cifras más que redondean el panorama: cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y la organización Semáforo Delictivo indican que hasta noviembre se reportaron 44 homicidios dolosos en Benito Juárez, un rango de un homicidio por cada 17 mil habitantes.

Para este mismo municipio, donde ya opera la Policía Quintana Roo, ese número, aunque todavía elevado, refleja la disminución de casi 30% al reportado en el mismo delito desde octubre, cuando se contabilizaron 36 homicidios dolosos en comparación con los 61 de septiembre, 63 de agosto y 67 de julio.

En el cuestionario figuran, entre otras: la sensación por temor al delito; la expectativa sobre la tendencia; el cambio de rutinas por temor, así como la percepción del desempeño de las policías Preventiva Municipal, Estatal, Federal, Gendarmería Nacional, Ejército y Marina.

Desde el primer trimestre de 2016 se agregaron apartados sobre conflictos y conductas antisociales y desempeño gubernamental. Acerca del último concepto vale recordar la prioridad otorgada por los gobiernos estatal y municipal.

Analizado así, las decisiones de Mara Lezama en torno al mando único, el respaldo del gobernador Carlos Joaquín en la estrategia principal, el alineamiento con las nuevas disposiciones federales, la participación ciudadana en foros y consultas, así como el fomento a la cultura de la denuncia, han sido claves para explicar la tendencia a la baja.

No da para cantar victoria: es un asunto de sensaciones y experiencias. Pero los avances son notorios.