Marín, los bien pensantes y el odio

La insidia se regó a toda velocidad por la red y las reacciones no se hicieron esperar.

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La semana pasada circuló en redes sociales y hasta en medios por internet que Carlos Marín había sido corrido del velorio de Julio Scherer García. Falso. La especie la esparció Alejandro Meléndez, un fotógrafo que vio la oportunidad de vengar viejas rencillas con el director de MILENIO.

No existen pruebas que sustenten esa versión ni en audio ni en video, solo hay imágenes, una del propio Meléndez, en que un nieto de Scherer toma de la mano a Marín al despedirse cuando éste abandonaba el velatorio, y los dichos dudosos del fotógrafo.

La insidia se regó a toda velocidad por la red y las reacciones no se hicieron esperar. Todos aquellos a quienes incomodan o enfurecen las opiniones de Carlos Marín —quienes tienen todo el derecho de no coincidir con ellas, así como él mismo de expresarlas— simplemente dieron por cierta la mentira y se lanzaron con todo al linchamiento pasando deliberadamente por alto la pública relación de afecto que hace décadas une a Marín con los hijos de don Julio Scherer.

Al final no deja de sorprender cómo los bien pensantes, los que se asumen siempre como voceros de las mejores causas, fueron quienes enarbolaron contra Marín un discurso de odio que transmitieron y compartieron a través de Facebook, Twitter y otros sitios en la red.

Estos grupos, que se han erigido como propietarios únicos de la verdad, la justicia, la democracia y defensores de los desposeídos, replicaron el discurso de odio y azuzamiento del que hace algunos años fue víctima físicamente Marín a manos de las huestes lopezobradoristas en la calca de una práctica más cercana a la persecución fascista que a la tolerancia y el respeto a las libertades.

Montados en una mentira, estos individuos —entre los que hay intelectuales y periodistas— se asumen como la vanguardia del pueblo bueno y por ello se justifican y exculpan de las más censurables acciones de incongruencia y deshonestidad intelectual. Y estos sujetos se dicen a sí mismos progresistas y demócratas; nada más alejado de la realidad.

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