¿No más norte-sur?
El himno lo describe tal cual: “Selva, mar, historia y juventud (...) Eso es Quintana Roo”. Una entidad libre...
El himno lo describe tal cual: “Selva, mar, historia y juventud (...) Eso es Quintana Roo”. Una entidad libre y soberana con sólo 50 años es joven, aunque nadie podría negar su historia milenaria, con la gran civilización Maya como protagonista de un pasado glorioso. De selva y mar, ni se diga: verde espeso que brota en cada rincón y un azul turquesa que “baña” los ojos de millones. Bien resumido en el himno.
En los últimos años ha cambiado la visión que se tiene sobre Quintana Roo. Fuera de sus fronteras es conocido como un gran destino de clase mundial, famoso por sus múltiples atractivos. Compite en las ligas turísticas con una solvencia innegable. Es imán de inversiones y nuevo hogar de miles que salen de sus lugares de origen por diversos motivos. Eso no cambia mucho; o sea, crece y se consolida la idea, pero puertas adentro probablemente sí.
A la nueva generación de quintanarroenses, nacida o “hecha” principalmente en Cancún y ya con voz pública, no le convence la división “norte-sur". No le encuentra mayor sentido a la distinción, que no sólo ha sido geográfica, turística o económica, sino también social. No la acepta, o apenas “a regañadientes”. Le cuesta concebir a su estado, cabe suponer, en partes disociadas.
Esa idea se ha reforzado desde la política y del gobierno; por ejemplo, con expresiones como “nuevo modelo de desarrollo”, “devolver el brillo”, “prosperidad compartida” o “justicia social”. Ahora se impulsa más una visión macro, no divisionista. En otros tiempos “el quintanarroismo” (de la antepasada administración estatal) irónicamente propuso “unir” con segregación. Absurdo. Es conocida esa triste anécdota, rápidamente desechada por la inmensa mayoría.
“Es hora de vernos como un todo”. La frase proviene de quienes son protagonistas, de los ámbitos público y privado, nacidos o “hechos” en Cancún: una ciudad con 54 años, igual de joven que el estado, que la identifican la diversidad y la multiculturalidad. No crecieron viendo las diferencias entre Chetumal, Carrillo y Cozumel. Poco les importa la antigua alternancia “norte-sur" en cuestiones de poder.
Cuentan que en Playa del Carmen y Tulum se consolida una idea similar al respecto, más recientemente. No sería raro. Son ciudades cosmopolitas, donde posiblemente “la diferencia” es normal y común, y señalan menos la procedencia o el origen.
En fin, es un tema que cronistas y sociólogos conversan con seriedad.