Vientres de alquiler.... realidad mercantil

"Si no quieres tener un hijo, lo matas. Si lo quieres, lo fabricas" Munilla

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Tener hijos es una de las experiencias más fuertes, integrales y fantásticas en el viaje de la vida de un ser humano. Desde buscar a una pareja para tenerlo, enamorarse, cultivar la relación, casarse y luego procrear un hijo al que bañar con amor, darle de comer y tener todo tipo de cuidados. Ser padre, o madre, no es algo que deba hacerlo cualquiera, aunque también es un proceso natural del ser humano.

La vocación para tener hijos está ahí, es un proceso natural, y el tener hijos implica una responsabilidad que no termina ni siquiera con la muerte de uno, ya que los padres siguen educando hasta después de muertos. Querer tener hijos es una misión de vida, un gran compromiso para formar personas íntegras.

Es por eso que ahora traemos este tema a colación. El alquiler de vientres, convirtiéndose en una operación mercantil. Hay un contrato de alquiler del útero, en el que el bebé es fruto de la compra venta y se ha pagado una suma muy alta por él, y como hay un contrato se puede exigir unos estándares de calidad altos o devolver al niño si el cliente no queda satisfecho o llegasen a surgir contratiempos.

Estos contratos son cosificaciones para la mujer y el bebé. Ven al niño como un producto que se encarga en el mercado, se fabrica y se vende, y se compra para satisfacer el deseo o capricho de unos adultos que a toda costa quieren ser padres. Al haber un contrato se exige que el producto sea como ellos quieren.

Una gran preocupación es la deshumanización que se está haciendo en el proceso de tener un bebé en el mercado. Además está la terrible explotación que se hace de las mujeres que son utilizadas para este fin.

Son muchos ya los casos que se han escuchado sobre parejas que pagan por este servicio, y luego se arrepienten por alguna razón. La madre gestante se acaba quedando con el hijo, los padres compradores lo abandonan, por no tener las características requeridas. Todo esto es en perjuicio del bebé.

Mujeres explotadas, niños abandonados por su discapacidad, por su sexo, por el color de los ojos, padres que no quieren hacerse cargo de la crianza del bebe, la búsqueda perfecta de la descendencia, además de la sospecha de trata de personas y la degradación de la vida humana que ya solo se ve como negocio.

Las obligaciones que tenemos como padres comienzan incluso antes de tener un hijo. Cuando una madre está embarazada las obligaciones son mayores. Es un trabajo, sí. No es algo que se haga para tener una experiencia más, para ver qué pasa, para ver cómo se siente. Es la vida de una persona la que se está trayendo al mundo. Un ser humano que, antes que nada, va sufrir, disfrutar, sentirse cobijado, amado o solo, durante mucho tiempo, y es crucial desde los primeros instantes de su vida, es decir desde la concepción, en función de cómo lo tratan sus padres. Si estos deciden darle amor, ese será su destino, y si no, también lo será.

Seamos conscientes de las personas que vienen al mundo no sólo a sustituirnos, sino a tomar sus propias decisiones, a ser seres humanos íntegros y auténticos. Ser padres es cuidar y acrecentar la dignidad humana de cada hijo desde la transmisión de la vida. Dando todo el amor, compasión y cariño que llevan dentro, que, por cierto, es infinito.

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