El inicio de un gobierno, cual fuese el resultado y del partido ganador de la elección, aún sin legitimar (50% más 1) inicia con “esperanza” esa que al pueblo mexicano caracteriza con períodos de bonanza o de recomposición del estado socioeconómico; esperanza y confianza en un cambio, así sea la primera, segunda, tercera o cuarta transformación o la revolución hacia mejores estadios.

Todos y cada uno de los períodos gubernamentales tanto presidenciales, de los estados o municipios provocan esperanza y la devolución de los impuestos y productos en atención a las necesidades de servicio público, que fueron la base de la tributación estatal y municipal como el predial; hemos observado desde hace ya mucho tiempo, que el ciudadano cada vez sufre una carga tributaria, de productos y servicios que va apretando más y más, el bolsillo de los trabajadores.

Los congresos, cómplices del sistema, como representantes constitucionales del pueblo, solo obedecen consignas de los gobernantes vía partidos políticos convertidos en “partidocracia” y elevan el costo de servicios públicos vitales como el agua entubada al ritmo de 3 a 5 pesos por mes aunque el consumo sea el mismo; la energía eléctrica para alumbrado público, aumenta cada recibo más y el 5%del recibo graba sobre el paupérrimo salario mínimo, simbólico y ahora se pretende cobrar la recolección de basura al contribuyente, con la venia del Congreso en su XV Legislatura.

El licenciado Andrés Manuel López Obrador, en su discurso ante el Congreso de la Unión, esbozó las líneas de sus ejercicio administrativo; entre otros: la creación de la zona libre, en particular en el norte del país con la disminución de impuestos, IVA a 8% e ISR a 20% así como homologar los precios de las gasolinas con la frontera de Estados Unidos; aumentar la pensión universal a los más necesitados al 100% y de manera igualitaria a los pensionados y jubilados del IMSS e Issste; becas en un número importante; 100 universidades, etcétera, etcétera.

De mucho serviría que se cumplieran las premisas del respeto constitucional 5, 6, 7, 8 y 9 referentes a libertades y derechos; cumplir y hacer cumplir el estado de derecho.

El respeto al 115 y al 123, así como la autonomía de los estados en lo que a sus libertades compete, siempre observando que la coadyuvancia con la Federación sea basada en la confianza; que las consultas públicas o plebiscitos sean apegados a la legalidad de la Carta Magna, sin afectar las inversiones que puedan causar deudas que de ninguna manera son del ejecutivo, sino al pueblo quién pagará las decisiones erróneas.

En fin, lo que haya que hacerse tiene autoridad ejecutiva, para eso se celebran elecciones pero nunca la decisión debe ser unilateral y parafraseando un principio constitucional; ningún poder de los tres que rigen el contexto republicano, puede ser ejercido por otro de ellos y ¡Al tiempo!