La derecha manifestante

En la historia reciente de México, no existe mayor referencia a las consecuencias

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En la historia reciente de México, no existe mayor referencia a las consecuencias y efectos de una marcha o manifestación, que la famosa toma de la Avenida Paseo de la Reforma en la Ciudad de México por parte de los simpatizantes de la izquierda mexicana, derivado de los resultados de la elección Presidencial del año 2006 de la que resultó ganador Felipe Calderón Hinojosa.

 

La condena constante y el reclamo de la Iniciativa Privada por las pérdidas millonarias que ocasionó dicho movimiento, fueron uno de los primeros esbozos del fanatismo político y económico que se ha multiplicado y que ha polarizado a nuestro país en la actual guerra de Chairos vs Fifís.

 

Pero al parecer, hoy los papeles se han invertido.

 

Las marchas populares convocadas por organizaciones de corte socialista o anticapitalista hoy son sustituidas por reclamos de los grupos empresariales, cámaras productivas, organizaciones de poder económico e incluso gobiernos estatales y municipales de derecha.

 

Así, la CANACO, CCE, COPARMEX, CANACINTRA, CANIRAC y demás organizaciones empresariales, aglutinadoras del sector productivo yucateco, lanzaron un duro reclamo a la Comisión Federal de Electricidad por el incremento súbito de las tarifas eléctricas; es tal su poder, que sometieron al gobierno estatal en manos de Mauricio Vila Dosal y al gobierno municipal emeritense de Renán Barrera Concha a sumarse a ese llamado de manera unánime, consistente en un mega apagón hoy martes 13 de noviembre.

 

A tal convocatoria, se han sumado las organizaciones empresariales de los estados de Quintana Roo y Campeche y aunque sus respectivos gobiernos no han manifestado postura al respecto, es evidente que el peso específico e influencia de estos grupos de poder económico es tal, que obligarán a los funcionarios públicos de esos estados a realizar una labor de negociación con la CFE.

 

A este fenómeno, debe sumarse la marcha fifí del pasado domingo 11 de noviembre, que sin importar su capacidad o nivel de convocatoria en comparación a la capacidad de movilidad de otras fuerzas políticas, deja de manifiesto que la derecha y sus grupos de poder empiezan a organizarse, invirtiendo los papeles con el próximo gobierno federal, con el fin de demostrar la importancia de su participación en la agenda pública y en las decisiones de estado, pues no debe soslayarse que las pequeñas y medianas empresas generan el 81% del empleo y contribuyen con el 52% del PIB en nuestro país, y de ninguna manera, se dejarán arrastrar por políticas públicas que destruyan su patrimonio. Esa es entonces, la lucha que está dispuesta a dar la derecha manifestante.

 

 

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