Turismo Sustentable: ¿cuál debe ser el camino?

Hablar de turismo y sustentabilidad pareciera ser una tarea fácil pero no lo es...

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Hablar de turismo y sustentabilidad pareciera ser una tarea fácil pero no lo es; cierto, la definición es muy clara en que debemos desarrollar el turismo teniendo un equilibrio entre los factores económico, social y ambiental, lo que generalmente es complejo lograr.

Y es que, en un país tan pobre en materia de actividad económica, con graves problemas para estabilizar la balanza de pagos, en el que se requiere urgentemente de empleos, divisas e inversión extranjera, el turismo es una actividad que tiene una buena relación costo – beneficio.

Claro, ¿a quién no le va a interesar invertir en un sitio de belleza extraordinaria? ¿Y a quien no le va a interesar visitarlo? Y a pesar de que existen problemas estructurales en el sector como la seguridad, la llegada de visitantes nacionales e internacionales a nuestro país sigue y, según las previsiones, seguirá en aumento.

Pero tal vez esta actividad, viéndola de forma más integral, pudiera no se tan redituable como lo pensamos; si pudiéramos sumar a la ecuación el costo que representa la pérdida de ecosistemas como arrecifes, manglares, dunas costeras y playas, o el costo social de aspectos como la desintegración familiar o la violencia, o el costo de oportunidad del desarrollo de otras actividades como las vinculadas con el campo y la cultura que se pierden por la migración, o la inversión necesaria por obtener agua en un acuífero muy noble pero también con signos de contaminación y salinización, entonces seguramente la relación costo – beneficio sería distinta.

Necesitamos encontrar la forma en la que realmente el turismo contribuya a la conservación, mejore la calidad de vida de los habitantes y preserve el patrimonio cultural tan rico en nuestro país. Para ello:

Debemos repensar los objetivos y la forma de medir la actividad turística; si nuestro sinónimo de éxito en turismo es el aumento en la llegada de vuelos, de turistas, de inversión, la generación de empleos o el aumento en la derrama económica, estamos viendo solo un componente aislado de la sustentabilidad que es el económico, y entonces, con este afán de crecer, seguiremos sacrificando aspectos ambientales y sociales.

Necesitamos migrar la visión que tenemos de entes individuales (llámese empresas o municipios) a una visión de destino, que vele por los intereses de todos, no solo de unos cuantos; pensar en función de la integralidad de los ecosistemas, y desarrollar (si, claro, sin desarrollo no hay sustentabilidad) pensado en mantener los procesos ecológicos esenciales.

Es imperativo considerar los impactos ambientales y sociales acumulativos y a largo plazo, que hoy nuestros instrumentos de política ambiental no consideran, y que finalmente son los que terminan acabando con la integralidad de los destinos.

Necesitamos investigar más, pero, sobre todo, usar esa investigación que hacen nuestras universidades públicas y privadas y nuestros centros de investigación para la toma de decisiones; conozco estudios realmente bien hechos que se quedan en una gaveta, en un artículo en una revista, o en un libro extraordinario pero poco llega a incidir en la toma de decisiones.

Necesitamos pensar en cómo integramos las necesidades de infraestructura, de vivienda, de escuelas, de hospitales y otros servicios en las decisiones de inversión, porque pareciera que crecemos sin saber realmente si tenemos la capacidad de proveer de servicios básicos a la población que atrae dicha inversión.

Necesitamos comunicar más y promover menos; y no digo que la promoción no sea importante, pero lo es también hacer conciencia en quien nos visita de la riqueza del destino al que viene, concientizarlo, educarlo, comprometerlo y hacerlo un aliado para la conservación.

Y lo más importante para lograr todo ello, es tener una sociedad informada acerca de los impactos positivos y negativos del turismo y de la forma en cómo podemos incidir en impulsar acciones para lograr la sustentabilidad; informar, comunicar, crear conciencia, dar a conocer instrumentos de incidencia, son temas en los que nos hace falta trabajar más y en los cuáles hay pocos especialistas.

El camino para lograr el turismo sustentable es precisamente ese, convencernos que todos queremos tener destinos sanos, prósperos y competitivos en el mediano y largo plazo, y que trabajemos en ello; no nos sirve una sociedad polarizada, no nos sirven los extremos (siempre es necesario equilibrar), no nos sirve pensar en que, en este tema, solo hay blancos y negros.

Necesitamos madurez para poder tomar decisiones, o para incidir en que quienes lo hacen lo hagan bien, y la mejor forma de tener una sociedad madura es informarla de forma adecuada.

Entonces, creo, la comunicación y la educación son el camino.

 

 

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