Atreverse a escuchar

Todos quieren saber si Emilio ha logrado decir sus primeras palabras.

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Nuestro hijo Emilio está por cumplir 9 meses. La familia y los amigos más cercanos nos preguntan con frecuencia si el bebé ya está hablando. Todos quieren saber si Emilio ha logrado decir sus primeras palabras. Quieren saber cuáles fueron, cuándo las dijo, y saber si las tenemos grabadas en el celular para compartirlas. Lo que a nadie parece interesarle mucho es si nuestro hijo está aprendiendo a escuchar. El asunto parece menor, pero no lo es.

Llevo poco más de 15 años haciendo periodismo alrededor del mundo para la prensa, la radio, la televisión y los medios digitales, y en todo este tiempo he aprendido que, al menos en este trabajo, escuchar es mucho más importante —y más útil— que hablar. Sobre todo, en el contexto de la comunicación instantánea y los medios sociales.

En la era del individualismo y de la convivencia online, escuchar se ha convertido en un acto revolucionario y en la mejor o quizá la única forma de aprender importantes habilidades sociales como la empatía y la compasión. Habilidades que nos acercan a los demás en el mundo real y que nos permiten generar un verdadero sentido de comunidad. Escuchar es también una muestra de honestidad intelectual, un acercamiento mucho más real y más humano a la búsqueda de la verdad que la tramposa objetividad.

Esta ha sido una revelación para alguien como yo, quien pensaba que lo más importante en el periodismo era desarrollar una voz, tener respuestas y, en suma, protagonizar la discusión. Estamos en el arranque de otro proceso electoral en México y gracias a las herramientas tecnológicas a nuestro alcance, todos podemos compartir el punto de vista que nos venga en gana, hay quienes incluso buscan imponerlo. Celebro la democratización del debate político, pero realmente espero que no perdamos la oportunidad de ejercerlo escuchando también a los demás. Escuchar no con la intención de reaccionar o ganar el argumento, sino de verdaderamente aprender de la experiencia y la circunstancia ajenas. Escuchar para conocer y entender mejor el México en el que yo no vivo.

Atrevernos a escuchar permite sobre todo formular las preguntas adecuadas y alejarnos de la tentación de una mente cerrada en la que regularmente se estancan las tonterías. Atreverse a escuchar porque escuchar es aprender, aprender es crecer y crecer es vivir. Por cierto, Emilio ya dijo su primera palabra y fue papá. 

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