Estado de México y Quintana Roo

Carlos Joaquín González asegura que Quintana Roo tiene un gobierno ciudadano

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Carlos Joaquín González asegura que Quintana Roo tiene un gobierno ciudadano, a pesar de que fue una coalición del PAN y el PRD la que lo llevó a la gubernatura y de que es notable que las carteras de la administración fueron repartidas entre sus postulantes y sus seguidores históricos, feudos que al parecer se sostienen pese a las defecciones en la administración pública.

También se dice que el mandatario del cambio tiene un importante ascendente, por no decir control, sobre todos los partidos políticos en la entidad, sin excluir al PRI, pero algún día no tan lejano –determinado por los cronogramas electorales del año 1018, cuando en el estado se diriman 11 presidencias municipales– estaremos viendo definiciones, aunque lo que suceda en las elecciones de las entidades federativas de este año será sin duda determinante.

El PAN –que vemos más joaquinista entre los aliados electorales de 2016– y el PRD –con presencia y fuerza, pero decantado más por los intereses del “Clan Ramos” y otros– están en la buchaca de Carlos, pero su operación con el PRI y Morena no es un flanco que el gobernador descuide. Mucho norte darán sin duda las elecciones de este año, pero sobre todo la mexiquense.

Nos ha dado a todos por adjudicar desde ya la presidencia a López Obrador y con ello todas las elecciones habidas y por haber, pero si Alfredo del Mazo Maza suma el crucial trofeo de Toluca a las vitrinas del Grupo Atlacomulco o si –como asegura Alejandra Barrales– el perredista Juan Zepeda Hernández con la fuerza de Ciudad Nezahualcóyotl le da la vuelta a la morena Delfina Gómez Álvarez y además rebasa al pariente de Enrique Peña Nieto las cosas ya no serán tan claras para las elecciones federales. Las locales de Quintana Roo desde luego también pudieran verse influenciadas por lo que suceda en la tierra de Isidro Favela.

Durante el tiempo que lleva el sexenio de Enrique Peña Nieto, a diferencia de los periodos anteriores Andrés Manuel López Obrador parecía haber encontrado canales de comunicación con las fuerzas conservadoras, la izquierda reformista antipopulista y demás aliados de la “mafia del poder” a la que ya no invocaba tan despectivamente y ahora vuelve a criticar. Siempre ha tenido aliados en la iniciativa privada, como el magnate global Carlos Slim Helú –aunque los políticos debieran haber aprendido ya que el único aliado al que es leal un empresario es su cartera– y las televisoras del legendario duopolio ya lo trataban hasta con simpatía, pero el punto de inflexión que implican las elecciones del 2 de julio en el Estado de México ha alterado notablemente la ecuación del “Peje” invencible, pues nada está escrito todavía y se empiezan a notar signos de desesperación, como en la confronta en la que el periodista José Cárdenas ayer se lo llevó de calle y hasta lo dejó tartamudeando.
Por ser el estado más poblado y el que mayor número de votantes aporta al padrón nacional el de México es el máximo referente electoral del momento, pero en las otras entidades en las que habrá comicios este año las cosas no pintan tampoco nada prometedoras para la causa de Andrés Manuel rumbo al 2018. Las elecciones en Nayarit y Coahuila, como suele suceder en los estados del norte y occidente del país, no tienen a Morena ni siquiera en un panorama competitivo.

En el estado del poniente las tendencias son irreversibles: casi 48 por ciento de las preferencias concita el candidato de una amplia coalición que lideran el PAN y el PRD, Antonio Echavarría García, con un distante 25 por ciento del PRI-Verde Panal que abandera Manuel Cota Jiménez, un despreciable 13 por ciento de Miguel Ángel Navarro Quintero de Morena y un increíblemente alto pero inútil para ganar porcentaje de 11 puntos del bufón independiente Hilario “Amigo Layín” Ramírez Villanueva –el que roba poquito del erario y a la menor provocación muestra al respetable los chones de sus parejas de baile en caligulescos pachangones– las cartas están echadas y leídas. Nada para AMLO.

En la tierra de Francisco Ignacio Madero, estado norteño y conservador, los únicos actores de la disputa gubernamental y hasta para el congreso –pues en Coahuila, al igual que en Nayarit, también se renovará el Poder Legislativo– son los panistas y los priistas. El tricolor Miguel Riquelme Solís ronda los 29 puntos de preferencia ciudadana, pero el panista Guillermo Anaya Llamas, que por momentos lo ha rebasado, se le acerca con por lo menos 22 por ciento de la intención de voto a su favor. Armando Guadiana Tijerina de Morena, desempeñando un papel más que digno en una entidad tan derechista, está sin embargo fuera de contienda con apenas 12 puntos en las encuestas. Ahí, como era de esperarse, tampoco hay nada para el de Macuspana y sus huestes.

La apuesta de 2017, que pudiera resultar más crucial para la sucesión presidencial de lo que se supuso, se centra en el Estado de México, y de hecho por tanta enjundia que le ha puesto López Obrador a esa elección de gobernador en caso de llegar a perder su candidata la profesora Delfina él mismo se habrá construido una pesada loza a cargar en una elección en la que todavía luce como favorito indiscutible, pero no olvidemos que esa condición de triunfador en el ánimo popular ya la había detentado un par de procesos electorales anteriores y acabó perdiendo, “haiga sido como haiga sido”.

Helada madrina

Volvamos al terruño caribeño: Quintana Roo es un estado en el que siempre ha arrasado López Obrador, pero los resultados locales concomitantes jamás han favorecido a su partido al grado de imponerse, ya estemos hablando del PRD o de su actual feudo Morena.

Para la crucial distribución de posiciones en las 11 presidencias municipales quintanarroenses y las del Congreso de la Unión que se estarán dirimiendo el 1 de julio de 2018, con todo y el desgaste de cambio de gobierno fríamente calculado, de no fortalecerse Morena, las decisiones estarán en la cancha de Carlos Joaquín, pues aunque Alfredo del Mazo conquiste la primera silla de Toluca seguramente para entonces habrán fructificado por lo menos algunas de sus acciones jurídicas contra la corrupción del sexenio borgista y, si sus colaboradores no le juegan chueco, llegará a la contienda crucial para su sucesión con la cara limpia, buenas finanzas y algunos signos de reactivación económica.

Creemos que el PRI, con todo y la desesperada misiva de Mario Villanueva Madrid escrita más para ganar la clemencia presidencial por su terrible situación penitenciaria que para realmente revivir al repudiado Tricolor, le va a hacer los mandados al gobernador, pero un triunfo de Morena sí pudiera ser motivo de sobresaltos.

De ahí lo crucial para Quintana Roo de la elección en el populoso Estado de México.

 

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